Ciudad Juárez Unplugged
de la infancia sólo guardo el miedo
a que un extraño aprovechando la oscuridad
entre a casa
de ahí mi amor por los relámpagos
a esa luz perseguida por el ruido
a ese brazo fracturado de la muerte
que nos descubre las vertebras del cielo
entre la oscuridad y el relámpago
la palabra y la lluvia son un murmullo
los niños parecen negros cartones recortados
en la oscuridad
uno escucha el andar del agua entre las calles
y gracias al relámpago
podemos ver de nuevo nuestras venas
nuestros huesos afilados en cada esquina
de esta ciudad que ya no es
ahora suenan
el río que regresa el barrio que se hunde
otra vez tierra y agua en los zapatos
en ese ruido nos damos cuenta
que la infancia es un relámpago
que aparece en la nube de los años
y en esta lluvia que
en silencio cae de nuestros ojos
agradecemos esa luz que nos permite
ver las ruinas de una ciudad
que para nosotros ya no existe
y entonces comprendemos que
la constancia de la lluvia
la persistencia de la oscuridad
no borra el rostro ni los nombres
de los amigos muertos.
(De Puño de whiskey, 2005)
***
íBreves paraísos sobre la tierra
he aquí la medusa tatuada en la roca
se extiende por toda la curva del puente
y no deja de mirar hacia el norte
ahí van las viejas criaturas aferradas al concreto
flotan en un mar de piedra adormecida
ahí quietas bajo nuestros pasos
sobreviven al día y a la noche
nos contemplan poderosas mientras estallan
más allá de nuestra sombra
aquí hay un animal tierno sonriendo en la banqueta
es un erizo que de espaldas nos muestra sus patas
mientras con sus espinas dibuja la palabra explosión
hay un dragón que se extiende varios metros
su espalda cubierta de escamas
traza en el aire entumecido del concreto
una bella curva que termina en su cabeza negra
de dónde surgen estas bestias grises
quién dibuja sobre el asfalto
este cielo de animales bellamente atroces
desde cuándo me habitan la mirada estas manchas en el piso
sólo mi espalda recuerda el cielo
(De Trenes para demoler un río, Bagatela Press 2015)
***
7. Es ella quien escribe
Cada mañana descubro los trazos de su escritura nocturna
en los objetos rotos leo las sílabas de la furia y el desastre
en los breves cristales que decoran las orillas de los callejones
encuentro una invitación para un funeral que comienza cada tarde
el cigarro sin encender es la advertencia de que vienen días peores
la navaja de afeitar oxidada es una carta dirigida a los que despiertan
el pájaro muerto es un signo poderoso pero indescifrable
especie de asterisco en huesos y sombra para el sosiego de los insectos
después del ave la botella de cerveza pronuncia palabras más oscuras
la etiqueta rota me habla de un fastidio que lleva años rasgando la piel de las ventanas
un cristal limpio es un hombre que ha bebido solo esperando la visita de un fantasma
pero es en la botella rota donde puedo leer todas las firmas de la noche
alguien ha cerrado una puerta con el corazón sumergido en hielo
otro ha escuchado por teléfono que morir es inevitable
y el más viejo de los que habitan la orilla de este sitio
lleva otra noche esperando la compañía de la muerte
De Trenes para demoler un río, Bagatela Press 2015
Desde este sitio que no fue y nunca será una calle
miré los mejores atardeceres
imaginé mi sombra
creciendo a mis espaldas avanzando
conforme el sol se hundía en las montañas
en un espejo de tierra barranco y piedra
yo era un niño entonces
miraba a las muchachas
a las que apenas
les iba apareciendo el cuerpo
sus espaldas bruñidas por el verano
los hombros perfectos como el puño de un bastón
fueron los breves nidos de mi atrevimiento
en esos cuerpos se posaron
mis ojos de juventud
en ellas fueron mis manos
recogiendo las cenizas del rechazo
a las pocas que toque
las guardo en las alforjas
de mis manos
a todas ellas les hablé
nunca dije lo correcto
Gato
Ese pedazo de alfombra
aferrado a trepar el cielo
con sus gotas de espejo tras los ojos
devora relámpagos
dibuja su sombra
ve con lástima a quien lo alimenta
y cree que lo protege
-pobrecito, lo encontré en mi casa-
dice a sus amigos
para este soberbio animal
el gato es otro.
La sangre cuando se pudre
huele a muerte fresca
a flores entre el lodo de los días
a fruta muriendo al sol
la sangre cuando se ha creado
se aferra al mundo
no a la vida
Por extraño que se escuche
a mi voz le hace falta caminar
eso es
caminar para que recuerde
la palabra calle
frío del viento
caminar
para reconocer
la sombra de las palabras
pino cesped hojas secas
para pronunciar
azul devorado por las nubes
paisaje.
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Edgar Rincon Luna (1974, Ciudad Juarez, Mexico). Ha publicado tres libros: Aquí comienza la noche interminable por el Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000, Puño de Whiskey, Ediciones sin nombre 2005, reedicion 2018 por Editorial Bonobos y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y Trenes para demoler un río por Editorial Bagatela 2015. Ha coordinado tres talleres literarios y creo la actividad “Hoja de Ruta” para promover la lectura y literatura en el transporte publico en Ciudad Juarez, actualmente reside en Cleveland, Ohio, Estados Unidos.