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Fotografía: Rey R. Jáuregui

Arte y libertad: La travesía de Melisa Domínguez

Dedicada al tatuaje, la ilustración y la moda, Melisa Domínguez, artista juarense de 36 años, radica actualmente en Los Ángeles, California. Parte de su obra forma parte de la exposición Surreal Majestad: Placer y Dolor, inaugurada la semana pasada en el Museo de Arqueología e Historia de El Chamizal, donde permanecerá durante dos meses. Melisa, […]

La artista juarense muestra su separación territorial mediante imágenes oníricas

Por Antonio F. Schroeder / 6 de mayo de 2025

Dedicada al tatuaje, la ilustración y la moda, Melisa Domínguez, artista juarense de 36 años, radica actualmente en Los Ángeles, California. Parte de su obra forma parte de la exposición Surreal Majestad: Placer y Dolor, inaugurada la semana pasada en el Museo de Arqueología e Historia de El Chamizal, donde permanecerá durante dos meses.

Melisa, conocida como ‘Dominó’, creció en la colonia Melchor Ocampo. A los 20 años emigró de Juárez para estudiar en el Centro de Diseño de Modas en Guadalajara. Más tarde, se trasladó a Utah para aprender inglés y, tras vivir en varias ciudades del sur de Estados Unidos, se estableció en California, un lugar que describe como amigable para el desarrollo artístico.

Melisa «Dominó» Domínguez realiza retoques a uno de sus trabajos

A través de pinturas surrealistas, serigrafías, dibujos y collages, Domínguez representa la separación territorial mediante imágenes oníricas, surgidas de sueños y recuerdos vinculados a su experiencia migratoria. La muestra, según la autora juarense, es el resultado de un proceso personal complejo tras su mudanza a Estados Unidos, en el que el arte se convirtió en una herramienta para resignificar el dolor del desarraigo.

Su obra refleja la carga emocional de vivir entre dos mundos y ofrece una crítica visual al concepto de frontera desde el inconsciente. Ha sido publicada en medios internacionales como la revista Hidden Champion, de Japón. En 2017, lanzó su marca de ropa Funhouse, con piezas hechas a mano.

“Mi mamá todo el tiempo estaba trabajando cuando yo era adolescente”, recuerda. “Laboraba en el Seguro Social, en la subdelegación del IMSS. Somos cuatro hermanas y, aunque teníamos padrastro, mi madre fungía como mamá soltera. Pero la pasábamos realmente bien”.

Melisa dice con orgullo que creció “entre compas y en el barrio”, elementos que luego se reflejarían en su obra. El apoyo de su madre y las libertades que le concedió desde joven fueron clave para descubrir que lo suyo era el arte.

Melisa trabaja mucho con los elementos fronterizos

“Mi mamá siempre nos dio muchas libertades. Nos recalcaba que nos dedicáramos a lo que más nos gustara, pero con responsabilidad. Y pues así fue: trabajé mucho para consolidarme como artista”, compartió durante una entrevista realizada en el Museo de El Chamizal.

Se inició en el arte gracias a las clases que tomó en la escuela de moda en Guadalajara. “Hubo un concurso en la escuela de ilustración y moda, y gané el primer lugar. Ahí fue cuando dije: ‘se me hace que lo mío es la ilustración’, y desde entonces comencé a trabajar en eso, aunque todavía no lo hacía de forma profesional”.

Tras regresar de Guadalajara, se mudó a El Paso, donde comenzó a hacer ilustraciones y trabajos de diseño para varias bandas de rock, muchas de ellas de Juárez.

Sin embargo, su impulso artístico también tuvo un trasfondo emocional. Tras casarse con un ciudadano estadounidense, comenzó a padecer depresión. Sintió que su libertad se veía limitada por la vida matrimonial y, después de divorciarse, fue internada durante un mes en un hospital psiquiátrico.

La artista, entregada a sus creaciones

Al salir, su expareja —también artista— le recomendó hacer arte todos los días como forma de terapia. “Cada día hacía una ilustración y la posteaba en redes. Las hacía con lápices de colores, cosas bien random que se me venían a la cabeza. Después de varios meses, mis amigos músicos comenzaron a pedirme trabajos para festivales”.

Al principio, trabajaba de manera gratuita, pero luego empezó a cobrar entre 20 y 100 dólares por sus ilustraciones, hasta que pudo vivir de ello.

Así, su experiencia como mujer fronteriza y migrante se entrelazó con la sanación mental que le ofreció el arte.

“La verdad, esta exposición o retrospectiva es el resultado de mi lucha por la libertad en varios sentidos. Algunas pinturas reflejan cómo logran romperse barreras para salir adelante, tanto a nivel personal como colectivo. Todo lo que sufrimos por dentro, de alguna manera nos ayuda a convertirnos en lo que somos”, reflexiona Melisa.

Domínguez durante la entrevista

Otro aspecto constante en su obra es el “feeling” fronterizo, ese que sólo reconocen quienes han vivido entre Juárez y El Paso. “¿A poco en Juárez no ves hieleras por todas partes?”, pregunta. “Pues ahí están, en algunos de mis trabajos”.

La exposición permanecerá abierta al público hasta el 13 de junio en el Museo de Arqueología e Historia de El Chamizal (MAHCH), con horario de martes a sábado de 9:00 a 17:00 horas, y domingos de 11:00 a 17:00. El museo cierra los lunes.

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