La derecha mexicana ha encontrado en la inteligencia artificial (IA) su nuevo instrumento de manipulación política. Lo que antes se hacía con discursos en medios tradicionales, hoy se ejecuta con algoritmos, bots y videos falsos que simulan una inconformidad social inexistente.
La supuesta “marcha de la Generación Z” convocada para este 15 de noviembre no es un fenómeno espontáneo, sino un montaje digital cuidadosamente orquestado, financiado y amplificado por redes ultraconservadoras con presencia internacional.
El uso de inteligencia artificial para producir videos que muestran al Palacio Nacional y a la Catedral Metropolitana en llamas no es una simple exageración visual: es una operación psicológica. Los videos, generados con herramientas como Sora, de OpenAI, recrean escenas de caos y violencia con tal realismo que buscan instalar la sensación de un país al borde del colapso.
A ellos se suman narraciones falsas de “reporteros” que hablan de supuestos golpes de Estado o levantamientos juveniles. No hay nombres reales, ni pruebas, ni testimonios verificables. Solo la simulación perfecta del miedo. Estas piezas no circulan solas. Miles de cuentas automatizadas, más de ocho millones, según recientes análisis, replican los contenidos bajo etiquetas coordinadas, inflando la percepción de un movimiento masivo.
El fenómeno adquiere mayor gravedad cuando se observa la coincidencia, que en realidad no lo es, con las protestas recientes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Mientras los maestros mantienen mesas de diálogo abiertas con el Gobierno federal y los estados para revisar temas legítimos como la Ley del ISSSTE o la Reforma Educativa, el ruido digital intenta desvirtuar esas negociaciones mediante la violencia y la confusión.
“No se entiende cómo, si hay diálogo abierto con Oaxaca, Chiapas, Guerrero y otros estados, se quiere utilizar la violencia para llegar a Palacio Nacional”, manifestó la presidenta en la Mañanera de este jueves. La respuesta podría estar fuera de las aulas y dentro de las redes: la derecha está aprovechando el legítimo descontento de ciertos sectores magisteriales para camuflar su propia agenda.
Lo que ocurre es una estrategia de sincronización narrativa. Mientras el magisterio exige mejoras reales, los generadores de desinformación buscan insertar mensajes de caos, empatar las protestas legítimas con un supuesto levantamiento juvenil y construir la idea de que el país “arde” por todas partes. Es un intento de distorsionar la realidad a través del ruido digital, donde los bots sustituyen a las multitudes y las imágenes creadas por IA reemplazan la protesta real.
Figuras como Vicente Fox, Claudio X. González, Jorge Romero y el empresario Ricardo Salinas Pliego han sido señaladas como parte del círculo de amplificación de estos contenidos. No es casualidad que jóvenes identificados con el PAN y el PRI —como Miguel de Samaniego García o Edson Andrade— encabecen la supuesta “voz generacional” de un movimiento que no representa a la juventud, sino a los intereses más rancios del poder económico y mediático.
En el fondo, lo que está en disputa no es una simple narrativa política, sino el control del imaginario colectivo. La derecha, derrotada en las urnas, intenta ganar en el terreno digital lo que perdió en las plazas públicas. Con inteligencia artificial, bots y dinero extranjero, buscan fabricar una realidad paralela donde el gobierno aparece sitiado y el país dividido.

