El periodismo impreso en Estados Unidos vive una contracción que se extiende por casi dos décadas y cuyos efectos sobre la vida democrática comienzan a ser visibles. De acuerdo con el informe Medill State of Local News de la Universidad Northwestern, el número de periódicos publicados en el país pasó de 7,325 en 2005 a 4,490 en 2024, una caída del 39% en menos de veinte años. Durante el mismo periodo, la circulación diaria, que a inicios de siglo oscilaba entre 50 y 60 millones de ejemplares, se redujo a poco más de 15 millones, según cifras recopiladas por Associated Press (AP).
El deterioro del sector no se limita al papel. Entre 2005 y 2022, el número de personas empleadas en periódicos descendió de 365,460 a 91,550, y la proporción de periodistas que trabajan en medios impresos cayó del 71% al 29%, de acuerdo con Northwestern. En 2006, había unos 75,000 periodistas en periódicos; para 2022, apenas 31,000. Ese mismo año, la universidad registró 6,377 periódicos en activo, frente a los 8,891 existentes en 2005. Desde 2019 hasta mayo de 2022, 360 periódicos cerraron, casi todos semanarios que servían a comunidades pequeñas.
En el último año medido (2023–2024), 136 periódicos adicionales cerraron sus puertas, y por primera vez la mayoría de estos cierres no obedeció a fusiones empresariales, sino a la renuncia de propietarios locales. Los ejemplos del Wasatch Wave (Utah) o el Aurelia Star (Iowa) ilustran el agotamiento de una prensa comunitaria incapaz de sostenerse sin apoyo público o filantrópico. Aunque han surgido nuevos medios digitales, estos se concentran en zonas urbanas, dejando vastas regiones rurales sin cobertura. Se calcula que 50 millones de estadounidenses viven en condados sin medios locales o con sólo uno disponible, señala AP.
El declive también se refleja en los grandes títulos nacionales. Según la Alliance for Audited Media y Press Gazette, la circulación conjunta de los 25 principales diarios cayó 12.7% entre septiembre de 2023 y septiembre de 2024. The Wall Street Journal lidera la lista con 474,000 copias diarias, tras perder 14.7% de su tiraje en un año; le siguen The New York Times (250,000) y New York Post (122,000). El desplome más severo fue el del Los Angeles Times, que perdió una cuarta parte de su circulación.
Mientras tanto, el tráfico digital de los 100 principales periódicos de Estados Unidos disminuyó 45% entre 2020 y 2024, según Northwestern. Parte de la caída se explica por el auge informativo durante la pandemia de COVID-19 y el posterior desinterés, pero también por factores estructurales: los cambios en los algoritmos de Facebook, la reducción de su prioridad a las noticias locales y el desplazamiento del público hacia motores de búsqueda impulsados por inteligencia artificial generativa.
El diagnóstico temporal es contundente: desde 2005 hasta 2024, la prensa estadounidense ha perdido miles de cabeceras, decenas de miles de empleos y millones de lectores. Sin embargo, el impacto más profundo no es económico, sino cívico. Cada cierre de un periódico local significa una comunidad con menos rendición de cuentas, menos debate público y más desinformación. La crisis no sólo revela la fragilidad del modelo de negocio del periodismo tradicional, sino también el riesgo de una democracia sin testigos permanentes.