En plena oleada de iniciativas antimigratorias impulsadas desde la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, admitió —aunque de forma forzada por la realidad demográfica y económica— la relevancia de las familias mexicanas que residen en su país. El gesto llegó durante la llamada telefónica que sostuvo ayer con su homóloga mexicana, Claudia Sheinbaum Pardo, luego de que se cancelara la bilateral prevista en el marco de la cumbre del G7 debido a la salida anticipada del mandatario estadounidense.
Según narró la presidenta mexicana en la conferencia matutina de este miércoles, la conversación de 20 minutos giró sobre tres ejes: seguridad, migración y comercio. “Planteé la importancia de reconocer a los mexicanos en Estados Unidos, a las familias que llevan años viviendo, que trabajan por Estados Unidos; él sabe de estas familias”, relató Sheinbaum ante la prensa. Trump —quien con frecuencia ha calificado a los migrantes con tonos racistas y xenófobos— respondió que “es cierto, hay muchas familias mexicanas que trabajan por el bien de nuestro país”, según la versión de la mandataria.
Sheinbaum detalló que la reunión presencial se frustró porque Trump regresó a Washington la noche anterior para atender la crisis en Medio Oriente; aun así, el republicano se disculpó y sugirió un eventual encuentro en la capital estadounidense, invitación que la mexicana pospuso “para otra ocasión” por la agenda nacional.
En materia de seguridad y migración, ambos gobiernos revisarán el acuerdo ya firmado en Washington que, de acuerdo con Sheinbaum, ha permitido “una disminución muy grande” en los flujos migratorios que atraviesan México. También propuso incluir, dentro de ese marco, garantías para las familias mexicanas que viven en territorio estadounidense, asunto que ahora se discutirá con el Departamento de Estado.
Respecto al comercio, la mandataria aclaró que la conversación no se vinculó con la revisión del T‑MEC; se trata, dijo, de un pacto más amplio que abarcaría pendientes sectoriales. Para ello, el viernes el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, se reunirá nuevamente en Washington con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, con el objetivo de “avanzar en los temas de comercio que tenemos pendientes”.
Con esta llamada, Trump volvió a reconocer —al menos de manera pragmática— el peso político y económico de la diáspora mexicana, pese a que la retórica de su administración suele insistir en estigmatizarla. Entretanto, México busca traducir ese reconocimiento en compromisos tangibles para millones de connacionales que sostienen buena parte de la economía en Estados Unidos.