El gobernador de Texas, Greg Abbott, anunció este jueves el despliegue de más de cinco mil elementos de la Guardia Nacional de Texas y más de dos mil policías estatales, con el argumento de apoyar a las fuerzas del orden locales ante las protestas contra el expresidente Donald Trump y las redadas federales de inmigración en curso.
Aunque el comunicado oficial difundido en medios estadounidenses, no especificó a qué lugares fueron enviados los efectivos, algunos de ellos fueron vistos por periodistas durante la noche del miércoles en una protesta en el centro de San Antonio, cerca del Álamo. La manifestación reunió a cientos de personas y, de acuerdo con los reportes, se desarrolló sin incidentes violentos.
Para este sábado están programadas más protestas en diversas ciudades del estado, incluyendo Houston, Austin y Dallas, como parte del movimiento nacional “No Kings” (Reyes no), que ha convocado a ciudadanos inconformes con las recientes acciones del gobierno federal en materia migratoria.
Las movilizaciones más recientes en Austin y Dallas, ocurridas a principios de semana, derivaron en enfrentamientos breves entre manifestantes y la policía, que utilizó irritantes químicos para dispersar a las multitudes. Una docena de personas fue arrestada.
Abbott, alineado con el discurso de mano dura promovido por Donald Trump, defendió el despliegue de tropas con el argumento de evitar actos violentos. “Las protestas pacíficas son parte del tejido de nuestra nación, pero Texas no tolerará la anarquía que hemos visto en Los Ángeles en respuesta a la aplicación de la ley de inmigración por parte del presidente Donald Trump”, expresó en su comunicado. Y advirtió: “Cualquiera que participe en actos de violencia o dañe propiedad será arrestado y castigado con todo el peso de la ley”.
El operativo contrasta con la postura asumida por el gobernador de California, Gavin Newsom, quien ha cuestionado públicamente el uso de elementos de la Guardia Nacional y de la marina en Los Ángeles durante protestas similares. Mientras Texas refuerza su presencia militar ante la disidencia civil, California ha mostrado desacuerdos con la política federal de militarización.
Por su parte, los alcaldes de San Antonio y Austin afirmaron no haber solicitado la intervención de la Guardia Nacional en sus respectivas ciudades, lo que plantea dudas sobre la coordinación del operativo con las autoridades locales.
Aunque Abbott insiste en que se trata de una medida preventiva para mantener el orden, la decisión se inscribe en un contexto nacional de creciente tensión por el papel de las fuerzas armadas en el control de la protesta social, particularmente en torno a temas migratorios.
