El edificio de la antigua presidencia ha sido testigo inamovible de Ciudad Juárez, guardando en sus paredes siglos de memoria para los habitantes de esta frontera, primero como un presidio, después como sede de poderes y ahora como un centro de arte. Ubicado sobre el corredor de la 16 de Septiembre, esquina con Ignacio Mariscal, justo a espaldas de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, absorbe las miradas por su arquitectura, de las más bellas del primer cuadro de la ciudad.

El gobernador de la provincia de Santa Fe de La Nueva España, Antonio de Otermín, ordenó su construcción después de la rebelión de los apaches de Nuevo México de 1680, capitaneados por el famoso indio Popé. El edificio fue inaugurado en 1685 como un presidio, pero, más que una cárcel, funcionaba como un refugio para los españoles, donde almacenaban alimentos y armas.


En los primeros años del siglo XX, se terminó de construir la cárcel pública y el edificio fue remodelado para convertirse en jefatura política. Tuvo una importante remodelación en 1909, con motivo de la histórica reunión entre los presidentes Porfirio Díaz y William Howard Taft en Ciudad Juárez.
Una de las grandes tragedias sucedió el primero de abril de 1938, cuando el presidente municipal, José Borunda, abrió con sus propias manos un paquete enviado por correo, resultando ser un artefacto explosivo que acabó con la vida del mandatario y voló la esquina sur del edificio.
Otra importante remodelación fue en 1942, cuando Antonio J. Bermúdez, jefe de gobierno en turno, mandó a construir la segunda planta del edificio para albergar su oficina y la sala del cabildo. Hoy en día, en su balcón principal, cuelga la famosa campana donde se celebraba el Grito de Independencia en años anteriores.




La muy elaborada fachada de tezontle y cantera fue construida en 1947 por el ingenio Salvador Aguirre Chávez, bajo las órdenes del presidente municipal Carlos Villarreal, y el famoso mural de la escalera principal, que relata toda la historia de Ciudad Juárez, fue obra del artista Guadalupe Díaz Nieto en 1976, durante la presidencia municipal de Raúl Lezama. El edificio abandonó sus funciones como centro del poder político de Ciudad Juárez en 1983. El último presidente municipal que usó estas oficinas fue José Reyes Estrada.
Durante la administración de Gustavo Elizondo Aguilar, el edificio fue remodelado por última vez en el año 2000, pasando a funcionar como el Centro Municipal de las Artes, tal y como lo conocemos hasta nuestros días.

Al interior se puede visitar la Sala de Cabildo, con grandes cuadros al óleo de Miguel Hidalgo y Benito Juárez, así como una impresionante mesa de madera roja, donde se tomaban las decisiones más importantes de la ciudad. También se encuentra el Despacho Presidencial, que cuenta con los muebles originales de la época, como el escritorio y la silla presidencial. O puedes caminar por el Patio Central, donde encontrarás plantas nativas de este desierto y la cartela original en mármol del Monumento a Juárez.

En el edificio se ofrecen talleres, conferencias, exposiciones, eventos de danza, y se imparten carreras técnicas como artes plásticas, danza, música y teatro, con reconocimiento oficial.
Parece que permanecerá en pie y será testigo de la historia de Ciudad Juárez para siempre.