El dominio práctico de la lógica
o de la necesidad inminente de un juego,
es una maestría adquirida por la experiencia
del juego y que funciona fuera del
control consciente y del discurso
Pierre Bordiue
El aumento del costo de vida es inminente. Al comer fuera del hogar, debemos agregar al menos un 10% por concepto de “servicio”, sin contar la propina adicional que podemos dejar por generosidad. Incluso al hacer las compras, ya sea en el supermercado o en la tienda de la esquina, sumamos el costo del niño que embolsa los productos y del “amable” vigilante del estacionamiento. Lo mismo ocurre en bares, eventos deportivos o incluso en el hospital: siempre hay un cargo extra por servicios no esenciales. Si estos costos provienen de un servicio al que ya acudimos para gastar nuestro dinero, ¿por qué debemos pagarlos aparte?
La filmografía del reconocido actor y director Quentin Tarantino tiene un elemento recurrente que la vertebra. Desde su ópera prima, Perros de reserva (1992), hasta su más reciente producción, Érase una vez en Hollywood (2019), sus tramas suelen desarrollarse en restaurantes (Perros de reserva o Tiempos violentos), bares (Django) o salas de estar (Los 8 más odiados). En estos espacios, siempre hay una conversación previa o una escena clave que, aunque puede parecer trivial, encierra un vasto contenido ideológico. En esta ocasión, nos centraremos en un diálogo emblemático de Perros de reserva.
Al inicio de esta película, considerada la primera obra de Tarantino, un grupo de criminales conversa en un café sobre diversos temas. Cuando llega el momento de pagar, Nice Guy Eddie (Chris Penn) encomienda a los demás que dejen un dólar de propina para la mesera que los atendió. Esta petición provoca una reflexión en el personaje de Mr. Pink (Steve Buscemi), quien se niega a dar propina solo porque la sociedad lo establece como una norma.
Esta escena nos remite a situaciones contemporáneas que han cobrado notoriedad en redes sociales: desde la exigencia de ciertos porcentajes por concepto de servicio hasta las burlas en los recibos de quienes se rehúsan a pagar un extra por la atención recibida. También se han viralizado actitudes desafiantes de meseros que confrontan a los clientes por dejar propinas consideradas insuficientes. Este tipo de situaciones ocurren diariamente en nuestro país y en distintas partes del mundo.
El destacado sociólogo francés Pierre Bourdieu (2017) estableció que las personas que ayudan a los más necesitados, con la intención de mitigar su realidad, lejos de realizar un acto altruista, en realidad perpetúan un acto violento, ya que se convierten en «cómplices de la dominación a la que están sometidos». Esta idea parece manifestarse en el discurso de Mr. Pink (Steve Buscemi) en Perros de reserva, otorgando relevancia a un diálogo que muchos consideran trivial.
Por su parte, el filósofo marxista francés Louis Althusser (2015) planteó la existencia de dos tipos de aparatos de Estado que contribuyen a la preservación del status quo. Por un lado, están los aparatos ideológicos, que abarcan desde la educación y los sindicatos hasta los medios de comunicación y la religión. Esta última, antes de la llegada del Opus Dei, promovía la idea de la pobreza como mandato divino. Por otro lado, se encuentran los aparatos represivos, que recurren al uso de la fuerza para mantener el orden establecido, representados por el ejército, la policía y otros grupos armados del gobierno.
En esta escena de Perros de reserva, se hace evidente cómo los aparatos ideológicos toman forma al imponer la idea de que dejar propina es un acto destinado a mejorar el ingreso del mesero. Sin embargo, en realidad, esta práctica aligera la carga económica del dueño del restaurante, ya que son los clientes quienes terminan cubriendo el salario de los empleados, mientras que los propietarios se benefician aumentando sus ganancias.
Lo inculcado por los aparatos ideológicos se presenta como una construcción consciente del individuo, pero, según Althusser, se reproduce de manera inconsciente, ya que la conciencia está enmascarada. En este contexto, parece que solo Mr. Pink es capaz de percatarse de ello dentro de la escena.
El filósofo alemán Karl Marx (2005), cuyo legado sigue vigente y ha dado origen a diversas corrientes de pensamiento, aborda la cuestión de la plusvalía como una forma de sobreexplotación de la mano de obra. Esto se manifiesta en el caso de quienes trabajan en grandes empresas, ya sean meseros, cuidadores de autos o empacadores, donde las compañías ofrecen salarios mínimos o, en algunos casos, ni siquiera los proporcionan. En su lugar, dependen de la buena voluntad de los clientes, quienes, a través de las propinas, sostienen el equilibrio económico que permite a estos trabajadores mantener a sus familias. A su vez, este flujo de dinero contribuye al pago de impuestos y al sostenimiento del gobierno en sus diferentes niveles, tal como sucede en nuestro país.
Al final del día, puede que Mr. Pink (Steve Buscemi) tenga razón, o quizás haya quienes defiendan la postura contraria. Lo cierto es que este breve diálogo cobra una relevancia especial si aplicamos aquella célebre frase de la inmortal banda de rock Héroes del Silencio: “Las cosas más triviales se vuelven fundamentales” (Bunbury, 1995). La manera en que observamos el cine nos proporciona diversas herramientas para interpretarlo y, en esta escena, Tarantino nos guía a través de una travesía que abarca el marxismo, la teoría crítica, la sociología y el psicoanálisis.
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Trabajos citados
Althusser, L. (2015). Ideología y aparatos ideológicos del estado. México: Quinto Sol.
Bunbury, E. (1995). La chispa adecuada [Grabado por H. d. silencio]. Los Angeles, California, USA.
Marx, K. (2005). El capital. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI.
Passeron, P. B. (2017). La reproducción. Argentina: Siglo XXI Editores.
Tarantino, Q. (Dirección). (1992). Perros de reserva [Película].
Tarantino, Q. (Dirección). (2019). Erase una Vez en Hollywood [Película].