Para nadie es un secreto que Paco Ignacio Taibo II, actual director del Fondo de Cultura Económica, es una persona áspera. Para nadie es un secreto que es un militante recio de izquierda, que sus gustos son determinados en gran medida por su visión ideológica y para nadie es un secreto que es una persona que no tiene filtros a la hora de mandar a freír espárragos (o a un lugar aún más lejano y feo) a quien se le acerca para intentar manipularlo, ya sea con zalamerías falsas o con intentos de chantaje. Ya varios lo pudieron constatar desde el inicio de la administración de AMLO.
Por eso, cuando en la Mañanera del Pueblo, PIT II habló de que no sería capaz de enviar un poemario malo u horribilisimo a una sala de lectura sólo por el hecho de que este hubiera sido escrito por una mujer, todo mundo sabía que se iba a armar la de San Quintín. El simple hecho de colocar en una misma frase la palabra “mujer”, con “poemario”, “malo” y “horrible” ya era más peligroso que bailar reggaeton con un frasco de nitroglicerina en las manos.
Creo que para cualquier persona con tres centavos de materia gris dentro del cráneo quedó claro que en su intervención en la Mañanera el funcionario se refería a la calidad literaria del “poemario horribilísimo”, y no al género de su hipotética autora. Creo también que cualquier persona con algo de saldo en su cuenta de inteligencia estará de acuerdo en que la calidad literaria debe ser el principal criterio para incluir obras tanto en el acervo del FCE como en el programa “25 para el 25” de difusión de la lectura, mismo que estaba presentando durante esa mañanera (que lo hayan logrado es otra discusión muy distinta de la presente). Sin embargo, cualquier persona también en su sano juicio (y conocedor de la República de las Letras), sabía que sus palabras provocarían un hervidero de grillos como el que estamos presenciando en estos días.
En primer lugar, luego de las declaraciones de PIT II, saltaron los etern@s ofendid@s, aquellos que no se toman el trabajo de leer la nota completa (o de analizar la declaración) y que guían su cruzada moral sólo con los memes y los Tik Toks que consumen. Dich@s personaj@s están ávidos de molinos de viento para atacar y destruir, y son felices especialmente cuando estos son señores sesentones, de la vieja guardia, que tienen algún poder e influencia. Con ellos, pueden tramitar algo de sus daddy issues sin gastar en terapia.
Luego vendrían, por supuesto, aquell@s a las que les quedó el saco del poemario horribilísimo. Y es que ¡Qué atrevimiento del funcionario! Sugerir que una mujer puede escribir un mal poemario (o una mala novela, o un gacho cuento, o un pésimo ensayo), es una proclama casi herética en estos tiempos, y cualquiera que lo sostenga es digno de ser quemado en leña verde y bañado en pipí de perro. El funcionario, tan cabezadura, debe entender que el género es el principal parámetro para la calidad literaria y que debe aceptarlo sin chistar.
O si no, es un misógino y viejo culero.
Por último, están por supuesto los escritores, escritoras y escritoros blanquitos, burguesitos, de ojito claro y apellido extanjero y/o compuesto que fueron desplazados del Fondo de Cultura desde que llegó ese salvaje y sus hordas en el 2018. Este grupo, más inteligente que los dos primeros, se ha aprovechado de la indignación subsecuente (y artificial) para promover su propia agenda, especialmente en un punto: la remoción de Paco Ignacio Taibo de la dirección del FCE para colocar en dicho puesto a alguien más afín a sus intereses y sensibilidades (Alguien que, parafraseando a Aguilar Camín, los “apapache” más bonito). Y es que, finalmente, el FCE fue por mucho tiempo una generosa teta para tales personajes, ya que de ahí sacaban desde jugosas coediciones hasta publicaciones de sus infumables obras y desde plazas de aviador hasta presupuesto para promoción y viajes de ensueño. El Fondo, en esos tiempos tan anhelados (Los de Miguel de la Madrid, Consuelo Saizar, Diaz-Canedo y Carreño) era una gran cueva de Ali Babá de la que muchos vivían y prosperaban hasta que hizo acto de presencia el Atila del Ajusco y los sacó a patadas. Y es que estos pobres huérfanos del presupuesto (ni tan huérfanos, siguen controlando ese carrusel llamado SNCA con todo desparpajo), se están aprovechando de la notoria tergiversación de las palabras de Taibo para llevar agua a su molino y, en una de esas, tumbarlo de la dirección de la editorial estatal para que así deje de publicar nacos sin alcurnia.
En otras palabras: MAKE FCE GREAT AGAIN
Puedo dudar que lo logren, ya que Taibo, como viejo combatiente, es un hueso duro de roer y aguanta bien los chingadazos. Aunque quizá tengan una rendija de oportunidad si la presidenta aprovecha la coyuntura para deshacerse de un cuadro incómodo de su gabinete, un cuadro, además, heredado de la administración anterior (y quizá indeseado). Esto es improbable, pero no imposible. De cualquier manera, sería lamentable que una labor como la de Taibo (que con todas sus fallas ha sido notable en los últimos años), sea cortada por las grillas de unos cuant@s ávid@s de atención y algunos desplazados del presupuesto.

