Ah, los legisladores panistas, siempre tan previsibles y, al mismo tiempo, tan creativos… en el arte de hacer el ridículo. Ayer volvieron a dejar claro que lo suyo no es la política basada en hechos ni argumentos sólidos, sino la teatralidad internacional.
Decidieron subirse a un avión rumbo a Washington para presentar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos una denuncia sobre la supuesta “brutalidad policiaca” durante la marcha del 15 de noviembre. Lo curioso es que, mientras ellos inventaban escenarios de represión, los videos de la protesta muestran al famoso Bloque Negro atacando policías de manera violenta, dejando a decenas de elementos hospitalizados.
Pero claro, esas son minucias que no encajan con la narrativa que los panistas quieren vender.
Estamos en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, D.C., para dar cuenta de la represión y la brutalidad policiaca, las detenciones arbitrarias y las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el #15N, así como de los vínculos del Bloque Negro con… pic.twitter.com/fKcwc8Ojz9
— Acción Nacional (@AccionNacional) November 26, 2025
Lo que hicieron ayer no fue otra cosa que reforzar la imagen de un PRIANismo que insiste en vivir del pasado y en buscar apoyo fuera de México cuando aquí ya no hay quien les crea. No se trata de defensa de derechos humanos, ni de preocupación legítima por los ciudadanos; se trata de arrodillarse ante instancias internacionales para intentar validar lo que localmente les resulta imposible: un poquito de relevancia y un espacio en la memoria política del país.
Su argumentación es digna de estudio: “la CNDH no existe”, dicen, y por eso hay que recurrir a Washington. Es decir, si algo no les funciona en México, simplemente buscan que otro país diga lo que ellos quieren escuchar. La lógica es simple y desesperada: si el teatro no convence en casa, quizá lo haga afuera. Y ahí están, volando para que alguien más aplauda su libreto de victimización inventada, mientras las pruebas de los hechos reales (ataques violentos, policías hospitalizados) quedan a la vista de todos.
Este tipo de acciones solo evidencia su entreguismo histórico, esa costumbre de recurrir al extranjero cada vez que sus demandas no prosperan aquí. En el siglo XIX pedían un emperador europeo, en el siglo XX “orden” desde fuera, y hoy compran boletos a Washington para repetir exactamente el mismo libreto de victimización, denuncias sin sustento y la vana esperanza de que alguien más les dé credibilidad. Lo irónico es que, mientras ellos buscan validación internacional, lo que logran es que cualquiera con un mínimo de sentido común los vea completamente ridículos.
Los panistas se arrastran por el extranjero mientras ignoran la evidencia, mientras los ciudadanos observamos cómo convierten un evento violento y documentado en una pieza de teatro diplomático.
A falta de argumentos, sobra teatralidad. Y así, con cada viaje y cada denuncia sin pruebas, terminan confirmando lo que muchos ya sospechábamos, que su preocupación por la realidad mexicana es proporcional al número de boletos de avión que pueden comprar.

