El expresidente y ahora nuevamente presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha decidido que el Golfo de México ya no se llamará así. En un arrebato de inspiración patriótica, firmó el pasado 9 de febrero de 2025 una orden ejecutiva que lo renombra como el “Golfo de América”, porque al parecer, si algo no tiene el sello estadounidense, basta con cambiarle el nombre.
Desde el Air Force One, mientras volaba hacia Nueva Orleans para ver el Super Bowl LIX (prioridades presidenciales), Trump proclamó además que esta brillante ocurrencia merece su propio día festivo. Así, a partir de ahora, cada 9 de febrero se celebrará el “Día del Golfo de América”, una fecha en la que, según sus palabras, se rendirá homenaje a esta “parte indeleble de Estados Unidos”, ignorando por completo que el golfo también pertenece a México y Cuba.
La orden ejecutiva, que seguramente será recordada junto a otras decisiones legendarias como recomendar inyecciones de desinfectante contra el Covid-19, instruye al secretario del Interior a hacer todo lo necesario para implementar el cambio. Esto incluye actualizar mapas oficiales, documentos gubernamentales y, claro, explicar a los demás países que el Golfo de México ya no es de México, sino de América (o al menos de la América que a Trump le interesa).
Entre los argumentos de la orden, el presidente destaca que el golfo es crucial para la producción petrolera, pesquera y el turismo de Estados Unidos, lo que, en su lógica, lo convierte automáticamente en propiedad del país. Porque si algo beneficia a Estados Unidos, entonces ya es parte de su territorio, ¿cierto?
Las reacciones no se han hecho esperar. En redes sociales, usuarios han bautizado la medida como el “MAGA Mapping” (una versión cartográfica de su lema Make America Great Again), mientras que analistas políticos coinciden en que esta es otra distracción de las verdaderas crisis que enfrenta su administración.
