El incidente de acoso que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum este martes en el Centro Histórico de la Ciudad de México no solo evidenció la vulnerabilidad que enfrentan las mujeres, incluso en las más altas esferas del poder, sino que reabrió el debate sobre la normalización de la violencia de género en los espacios públicos del país.
En su conferencia matutina, Sheinbaum confirmó que interpuso una denuncia formal contra el agresor, quien fue detenido tras los hechos. “Decidí levantar denuncia porque esto lo vivimos todas las mujeres en nuestro país. Si esto le hacen a la presidenta, ¿qué va a pasar con todas las otras mujeres?”, declaró.
La mandataria relató que el hombre, aparentemente bajo los efectos del alcohol, la abordó y la tocó sin consentimiento mientras caminaba por el centro de la capital. “No me di cuenta de inmediato; hasta que vi los videos comprendí lo que realmente ocurrió”, reconoció. Contó que decidió caminar para ahorrar tiempo en su traslado, una decisión común para cualquier ciudadana, pero que derivó en una experiencia compartida por millones de mexicanas.
El caso generó una ola de indignación pública y simboliza un reflejo de lo que ocurre todos los días en las calles del país. Según datos del INEGI, el 45.6% de las mujeres mexicanas mayores de 15 años ha sufrido algún tipo de agresión en espacios públicos —calles, parques o transporte— y más del 70% ha sido víctima de acoso por parte de desconocidos. Estas conductas, que van desde comentarios lascivos hasta tocamientos, son castigadas con hasta cuatro años de prisión en la Ciudad de México, pero en la mayoría de las entidades ni siquiera se reconocen como delito.
La presidenta adelantó que, junto con la secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández, impulsará una revisión nacional para que todas las entidades federativas tipifiquen el acoso callejero como una forma de violencia punible. “Nadie debe vulnerar nuestro espacio personal”, subrayó, insistiendo en que su denuncia no se interpuso por su investidura, sino “como una mujer que exige respeto”.
Los datos muestran la magnitud del problema. La Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2025) revela que el 79.4% de las mujeres considera inseguro vivir en su entidad, frente al 70.9% de los hombres. Además, las mujeres se sienten más inseguras que los hombres en prácticamente todos los espacios: calles, transporte público, mercados e incluso dentro de sus propias casas.
El acoso callejero, según el INEGI, ocurre principalmente en las calles (64.8%) y en el transporte público (17.8%), lo que refleja una violencia estructural que limita la libertad de tránsito, el acceso al trabajo y al ocio, y deteriora la confianza social.
El incidente vivido por Sheinbaum demuestra que ninguna mujer está exenta de la violencia machista y refuerza la urgencia de homologar los marcos legales en todo el país. Su decisión de hacer pública la denuncia puede convertirse en un punto de inflexión: por primera vez, una mujer en la máxima posición de poder en México alza la voz no solo en su defensa, sino en representación de las millones que caminan con miedo. El acoso a la presidenta es, en realidad, un espejo del país que aún debe reconciliarse con su deuda histórica hacia las mujeres.

