La muchacha, a quien de inmediato llamé vecina, se dio cuenta de que yo no quise acercarme a la barda por temor a que desde arriba ella me contagiara.
—Vecinito, no me tenga miedo. ¡No muerdo!… aunque parezca.
—No es nada personal. Tomo mis precauciones porque no debo contagiarme por cuestiones de salud.
—Mi sobrina y yo tampoco tenemos contacto con personas que salen a la calle… Mi hermana y mi cuñado se la pasan todo el santo día en sus respectivas maquiladoras y sólo llegan a dormir. No interactuamos con ellos; ellos se mueven solo en un área de la casota, precisamente para evitar contagiarnos.
—De manera que usted es hermana de la ingeniera.
—Sí.
Ya sabía que en esa enorme residencia viven un matrimonio de ingenieros, ambos jóvenes, y tienen una niña de ocho años. Los conocí en una junta que se hizo para mejorar el parque y contratar a otro guardia. Le saqué plática a la ingeniera y nos hicimos amigos o, mejor dicho, conocidos. (Nos saludamos cada vez que nos topamos en el fraccionamiento).
—Yo pensé que usted era la trabajadora doméstica o la nueva nana de la niña.
—Haga de cuenta que soy ambas cosas, pues la señora que se encargaba de cuidar a mi sobrina dejó de venir desde que el Covid empezó a hacer estragos… Ya no quiso venir a trabajar por miedo. Además, mi hermana temía que ella contagiara a la niña, ya que la señora tenía que ir y venir de su casa los fines de semana.
—¿Pero usted de dónde salió? Nunca la había visto por el fraccionamiento o en el parque. ¿Es de aquí de Juárez?
—Soy de Matamoros, Tamaulipas. Ya había venido dos veces de vacaciones a este mugroso “rancho” y no me gustó nada.
—¿Rancho?… ¡Mire, mire! Juaritos tiene su encanto. Mugroso Matamoros.
—Pues lo ha de tener muy escondido… Para mí es un pueblo bicicletero.
—No lo dice en serio… ¿verdad?
—No se esponje… Estoy bromeando. Para mí todas las ciudades y pueblos de la frontera se parecen.
Así terminó el primer encuentro con mi vecina. No sin antes presentarnos. (Su nombre me lo reservo).
—Tiene un bonito nombre; le queda y está muy largo…
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Aquí puedes leer los capítulos anteriores: Mi vecina y yo (capítulos)