Platicábamos mientras regaba mis cuatro árboles frutales. Mi vecina le daba tragos a su cerveza, la cual, se notaba que le había caído de perlas.
Las luces de su patio y el mío, le permitieron hojear mi novela.
-La empiezo mañana… ¿Acepta críticas?
-Por supuesto… Pero primero le haría un examen para comprobar si verdaderamente la leyó.
-La voy a leer con cuidado y mucha atención. ¿La puedo subrayar?
-No… Ese ejemplar es el único que tengo, así que no lo maltrate y se lo encargo mucho… Tiene vuelta pa´tras.
-¿Me puede poner otra cerveza en la canasta?
-Claro… Se acabó la primera de volada.
-Es que hace mucho que no me tomaba una de estas. Además, se antojan y están en su punto.
Termino de regar, cierro la llave y guardo la manguera. Me siento en uno de los taburetes… Seguimos charlando.
-Me dijo que no dejo amores pendientes allá en el lago… ¿tenía novio allá en el lago Travis?
-¡Tenia!… Vivíamos juntos en la traila… Y supuestamente estábamos ahorrando para comprar una propiedad (casa).
-¿Y por qué tronaron?
-Déjeme le cuanto la triste historia en la que me metí con ese cabrón.
-No se enoje vecina.
-Es que me hierve la sangre acordarme de ese hijo de la chingada.
-¿Tan mal le fue?
-De la chingada.
-Cuénteme todo el chisme.
-Pues mire… cuando me vi forzada a dejar la universidad, me quedé prácticamente en la calle, porque ya no pude pagar el departamento (ubicado en un complejo universitario) que compartía con una roomie y mi hermana me subsidia con el costo de media renta de un mini departamento y me pongo a trabajar en una cafetería cerca de la Universidad de Austin… A mí no me gustaba mucho pedirle chichi a mi hermana, yo quería ser autosuficiente, pero las rentas en Austin están por los cielos, así que mi hermana me mandaba una lana para completar el alquiler… Elle pudo pagarme la renta completa, pero yo no quise para no depender mucho de mi hermana… Y en esa cafetería conocí a un chico muy guapo y atento conmigo que a diario me compraba un café y se ponía a “trabajar” en su laptop… Nos hicimos amigos y a los dos meses empecé a salir con él… No era universitario, según esto tenía un buen trabajo en línea que le dejaba buenas ganancias. Hacíamos una pareja ideal y perfecta; tanto que me fui a vivir con él a su departamento en la “sixth street” (esta zona está repleta de bares y restaurantes y en ella se siente la vitalidad y la vida nocturna de Austin)… Por supuesto, al principio, mi hermana no sabía que me había ido a vivir con él… Le mentí al decirle que ya no me mandara dinero para la renta; que ya ganaba más dinero… En la cafetería tenía muchos admiradores que andaban tras de mis nalguitas… Pero ya ve como somos las mujeres rebrutas; nos encandilamos y enamoramos con el wey que nos promete la luna y las estrellas… y al que vemos como si fuera la última coca-cola en el desierto.
-El amor… el amor.