Banana Street y Madafakers son dos novelas negras que forman parte de una saga que la escritora Macaria España ha entregado a la editorial Nitro Press. Aunque ambas obras son ficción, en ocasiones parecen rozar la realidad, donde la violencia, la pobreza y la inseguridad dan lugar a una vengadora que busca justicia por la muerte de su familia.
Isabel Tierra Frías es una mujer que, como muchas otras en el país, debe enfrentarse a la violencia de género y la impunidad. Al igual que muchas personas que llegan a las fronteras de Tijuana o Juárez, ella lucha por salir adelante en un entorno marcado por la corrupción, el narcotráfico y los feminicidios.
Ambos libros se leen rápidamente, no tanto por el número de páginas, sino por la rapidez de la narración, que sumerge al lector en una vorágine de eventos que se suceden uno tras otro, casi sin tiempo para respirar.
Además de ser escritora, Macaria es periodista, lo que le ha permitido desarrollar tramas complejas y extraer elementos de narrativas de secciones policíacas o escenas del crimen reales.
La autora nacida en Celaya, Guanajuato (1980), reconocida también como una de las activistas y gestoras culturales más influyentes de su estado, conversó con Poetripiados sobre diversos temas. Aquí presentamos el resultado de esa charla:
¿Hacia dónde crees que va la novela negra en México?
“Creo que la novela negra se está reconfigurando. Tradicionalmente, como muchos otros géneros y subgéneros literarios, tenía una estructura muy canónica, con elementos como el detective, el caso o la corrupción; todos estos aspectos hacían que tanto la novela policíaca como la novela negra fueran muy estructuradas. Sin embargo, con la modernidad y las nuevas narrativas, la novela negra ha comenzado a incorporar elementos de otros géneros, del periodismo, e incluso de la ciencia ficción.
Todo esto enriquece la novela negra y permite que personas que no necesariamente son fanáticas del género, o que lo consideran demasiado pesado, puedan ver estas alternativas y pensar: ‘¡Órale, es diferente a lo que me imaginaba!’.
Creo que el género se está abriendo y veo un panorama prometedor en México en términos de aceptación y lectura.”
¿Cómo ha influido en tu trabajo literario la narcoviolencia y el aumento de la criminalidad que ha afectado a México en los últimos años, especialmente en estados como Guanajuato, donde resides?
“Toda escritora y escritor escribe sobre su contexto. Incluso cuando se trata de ciencia ficción o de algo que parece ser lejano, creo que el contexto nutre la obra de cada autor y el proceso creativo.
En mi caso, la situación de inseguridad y violencia en Guanajuato ha influido significativamente en mi escritura: en los temas que abordo y en las situaciones que presento. Aunque no me gustaría que fuera así, ya que personalmente es complicado vivir en estas circunstancias, durante el proceso creativo encuentro muchos elementos que puedo utilizar al escribir mis novelas.”
¿Qué papel están jugando las mujeres en este boom negro?
“Las mujeres que escribimos sobre el género negro estamos aportando elementos diferentes a la narrativa, y creo que estos han sido bien recibidos por los lectores. Por supuesto, nuestra narrativa es muy distinta de la que abordan los hombres. También estamos creando más personajes femeninos, lo cual me parece muy interesante. Aunque los hombres también desarrollan personajes femeninos, cuando una mujer los crea, en mi opinión, estos personajes tienen otros matices que le dan un sentido diferente a lo que se escribe desde nuestra perspectiva.”
El inicio en la lectura
«Empecé leyendo revistas y cómics. Desde muy niña, en los años ochenta, leía unas revistas llamadas Clásicos Infantiles, que eran historias como Caperucita Roja, pero en versión cómic. Me volví muy asidua a estas producciones editoriales.
Luego, me adentré en las historias de Archie y sus amigos, Capulinita, Memín Pinguín y otras similares. A medida que fui creciendo, empecé a buscar otro tipo de lecturas. Desde mi adolescencia, comencé a leer a autores que me llamaban la atención. Debo decir que, aunque ahora es muy criticado por sus posturas, Vargas Llosa siempre me ha gustado mucho. Fue con él con quien empecé a leer más en serio. A Milán Kundera lo descubrí también durante mi adolescencia.
Durante esa etapa de mi vida, sentí la necesidad de buscar materiales que me interesaran o captaran mi atención, y para mí, Vargas Llosa y Kundera fueron dos autores fundamentales.»
¿Y en el género negro?
«En cuanto al género negro, por cuestiones del destino y porque mi familia no era muy lectora, aunque teníamos enciclopedias en casa, había algunas sobre temas extraños que me gustaba mucho leer.
Cuando tenía unos 9 o 10 años, me encontré con un libro de Agatha Christie cuyo título no recuerdo exactamente. Era uno de esos libros que uno encuentra casi por casualidad, tirado en alguna parte. Lo tomé y comencé a leerlo. La verdad es que me llamó mucho la atención, pero había una escena que nunca he olvidado: una escena de violación, muy explícita. Yo tenía 9 o 10 años, y fue demasiado impactante para mí porque no comprendía del todo lo que estaba leyendo. Recuerdo que me sentí muy agobiada por lo que había leído; la situación me parecía horrible, aunque no la escritura. Creo que ese fue mi primer acercamiento a la literatura negra.
He tratado de encontrar ese libro, saber cuál de todos los de Agatha Christie era, pero hasta la fecha he leído varios y no lo he podido encontrar.»
¿Cómo es un día normal cuando te encuentras inmersa en tu proceso creativo?
Cuando empiezo a leer, necesito que sea en un momento muy específico. Me levanto a las 4 de la mañana y, mientras escribo, lo hago de 4 a 8 de la mañana. Durante esas horas, me encuentro en un estado de frenesí. Así escribí Banana Street, de 4 a 8 de la mañana. Este proceso puede durar una semana o quince días, ya que escribo muy rápido.
En este frenesí, debo volcar todas las ideas que he pensado previamente, incluyendo los paréntesis. La textualización ocurre de manera muy rápida, casi brutal, porque siento que algo me ganará si no escribo con la misma rapidez.
Después, continúo con mi día normal, pero cuando escribo, el proceso sigue este patrón. Luego vienen la edición y las revisiones, pero así es como nacen las historias.
¿Qué papel deben jugar los escritores en una sociedad?
Para mí, los escritores tenemos la función de ser transmisores de lo que ocurre en nuestra época. Aunque sea ficción, creo que es fundamental reflejar en nuestra obra lo que sucede en un tiempo y espacio específicos. Es una forma de contribuir a la historia de lo que nos está sucediendo.
También necesitamos tener una postura política. Por ejemplo, en el contexto del genocidio en Gaza, considero que los escritores tenemos la obligación de hacerlo notar. No digo que debamos escribir únicamente sobre estos temas, pero sí debemos plasmar nuestras posturas. Cada quien definirá su propio criterio para expresar esas posturas, pero para mí, es crucial no quedarse callado ante lo que está ocurriendo.
Give new writers a chance
Finalmente, Macaria aconsejó a los lectores que den una oportunidad a los autores que aún no están consagrados, ya que seguramente encontrarán muchas sorpresas. Si no prestamos atención a los escritores menos conocidos, estos tendrán dificultades para alcanzar una mayor audiencia. Adoptar a un escritor local es una excelente forma de conocer las historias que se tejen sobre nuestras ciudades y estados, y al hacerlo, contribuimos a la difusión de voces nuevas y diversas en el ámbito literario. La literatura local tiene el poder de ofrecer perspectivas únicas y enriquecer nuestra comprensión del entorno que nos rodea.
…
Sus novelas Banana Street y Madafakers están disponibles en Nitro Press y en las librerías Gandhi.
La novela de NN puede encontrarse en la BUAP.
Otros libros de cuentos están disponibles en Amazon.