El escándalo Epstein ha vuelto a golpear el tablero político de Estados Unidos en el peor momento para Donald Trump: justo cuando su discurso se endurece y su administración enfrenta acusaciones por una nueva ola de violencia contra migrantes. Mientras el presidente de EU busca posicionarse nuevamente en el poder con un discurso de “orden” y “seguridad fronteriza”, más de 70 ejecuciones sumarias de migrantes han sido denunciadas en el mar, evidenciando la brutalidad de las políticas antimigrantes impulsadas bajo su influencia.
Los correos revelados por congresistas demócratas, citados por AFP, no solo reavivan la sombra moral que persigue a Trump desde su amistad con Jeffrey Epstein, sino que también exponen la hipocresía de un líder que pretende erigirse como defensor de los valores estadounidenses mientras carga con un pasado de complicidades y silencios incómodos.
En uno de los mensajes más reveladores, Epstein escribió que Trump “sabía acerca de las chicas” y que “pasó horas en mi casa con una de las víctimas”. Es decir, mientras el magnate se escuda en la negación, su propio entorno vuelve a recordarle al país que hay demasiadas preguntas sin responder sobre su relación con el delincuente sexual que murió en prisión en 2019.
Lo grave, más allá del morbo político, es la doble moral que define al trumpismo: un movimiento que clama por “mano dura” contra los más vulnerables —migrantes, mujeres, minorías— pero guarda silencio ante la explotación y los abusos cometidos por las élites. La narrativa de “América primero” se sostiene, paradójicamente, sobre los cuerpos de quienes huyen de la violencia y la pobreza, mientras sus líderes eluden responsabilidades éticas y judiciales.
A cuatro meses del cierre oficial del caso Epstein por parte del Departamento de Justicia, que aseguró no tener “más información que divulgar”, la reapertura mediática de los correos pone en evidencia que el pasado de Trump no solo no está enterrado, sino que amenaza con resurgir en plena contienda política.
La AFP subraya que los demócratas obtuvieron los correos tras presionar judicialmente a los herederos de Epstein. Sin embargo, más allá del contenido de los mensajes, el verdadero impacto está en el contraste: un presidente que promueve la crueldad institucional contra migrantes mientras se le vincula a una red de abusos sexuales encubiertos.
Trump podrá insistir en su inocencia, pero cada revelación recuerda al mundo que su legado político está manchado tanto por la impunidad como por el cinismo. En un país donde la moral se mide por conveniencia y el poder se confunde con inmunidad, el caso Epstein es visto como un espejo incómodo de la América que Trump representa.

