Puedo relacionar bailar con coger, hay en el acoplamiento un conceder y rendirse, pero no deja de ser la conversación una lucha de gigantes como diría la rola; en combate, en el apocalipsis tampoco uno no puede hacer “los palitos derechitos” porque de ahí al empleado del mes, un (mal) paso; y los bailarines luego somos así como bien produciditos, se entiende pero no debiera perderse de vista que la sexualidad, el placer, un artículo de primera necesidad ha sido y será tabú.
La etimología del rock and roll hay que revisarla porque todo que ver i cant get no satisfacción, por un lado, la revuelta, el amotinamiento en prisión; conspirar, pero más precisamente el revolcarse dirían con el reguetón, en la cumbia “la hierba se movía se movía se movía… ”. Ser movidos por el viento; memoria mía.
Rock and roll quiere decir coger, pero también yo diría que es una desconexión o corte superficial primero para transitar a una reconexión con otras esferas bloqueadas en el mundo mundano, el butoh me des-cansa, me suelta, me libera del peso de la realidad, me hace literal gravitar, el otro mundo aparece o se transluce Ukiyo el mundo flotante en éxtasis y revelación que podríamos resumir en lo mas simple y natural, lo que debe ser nada más, lo que es inevitable.
Des-cansarse contiene otros verbos como respirar, exhalar e inhalar, inhalar y exhalar, diástole y sístole, lamento, dolor y deleite. Por eso no sé si danzar es existir o soñar, sin duda porque con la pura borrachera del enamorado se te desguanzan las cadenas, caderas y piernas, temblándote a la simple pisada. A la danza la relaciono con el amanecer y el comprobar si existimos. Vengo de un lugar muy lejano, del 0, atravesando dimensiones y de pronto boom, “born into this” diría el indecente viejo. Y cada vez por primera vez, virgen, levantarse erguirse como el cadáver caliente que hablaba no sé si Papasquiao o Hijikata. Qué importa. Cada día es un suplicio.
Pero de pronto estás de pie (tzss, jalado por un hilo) y te sientes invencible, dios, quedar erguido, sostenerse es ya mucha ambición, pero bueno, lo que sigue es caminar y entonces sí se despliega toda la historia: pintar agua, desparecer y qué o cómo, o a dónde, o ¿porqué ir hacia algún punto? No se trata de moverse sino de acciones, caminar es eso y mucho más si quiebras el verbo, puede ser huir o escapar, dejémoslo en equilibrarse, sostenerse y escuchar, dejarse atravesar por la energía telúrica. Un buen caminante no deja huella, ¿un buen amante?… Veo la entrada de los actores del Noh y no caminan, sino que tal cual como el famoso dicho popular “reparto, por orden de aparición…” pues eso, flotan y entonces, ¿de qué va todo esto? De coger, rockanrolear, respirar, vivir como beatnik, improvisar simplemente caminar, existir y desaparecer.
Caminar es la danza. Temputenshiki, el simple hecho de existir es la prueba del máximo talento; y sí que he visto eso que siempre tomé en una doble acepción, como maravillosa mentira que alguna vez le escuché a unos actores, o mezcla, con invento mío: el de un actor, una persona solo caminaba y el mundo se detenía y eso es lo que veo es mi jale, crear silencio en el espacio o dejar que la resonancia del tiempo espacio se deje escuchar, ver… Una PETIT MORTE una suspensión al origen, algo muy simple pero de primera necesidad, como la vida burocrática que cuando parece que nada pasa está pasado todo, por eso, mientras haces cualquier cosa, como coger o dar función y te preguntan por el mundo simplemente responde “alguien está muriendo” (Juarroz) y yo veo claro que es difícil ser sencillo, alguien está muriendo pero nadie más vivo que aquel que está en la agonía, el día a día para muchos.
inochi ga kede tsu tatte iru shitai de aru butoh to wa.
Hay cosas que son intraducibles como el “tzss” que significa algo mas allá que la voluntad, mezcla de deseo de dios y egoísmo total, títeres y vudú; la cacería es danza de seducción en un universo depredador. La cacería implica ser ninja por que al compadecido se lo carga su pinche madre como decían en el barrio. Y el ninja camina con pasos silentes que desaparecen.
El aliento no miente, arde el miedo y así tu cuerpo se vuelve una pregunta que responde y mi cuerpo, ¿mí cuerpo? una respuesta que pregunta “del humo de los años anteriores a vivivirnos, del humo de los años posteriores a morirnos, por eso, a veces, no tengo más remedio que desnudarte con mi cuerpo y desnudarme con el tuyo; mi memoria, yendo y viniendo por la precariedad arde el miedo o ¿dónde, está el cuerpo?, si es la mente, la danza.
Mientras podemos, pues, el teatro nos recuerda la hora de la muerte. Volvemos a los balbuceos y los gruñidos, a olernos las colas antes de y entonces si ladrar o montarse, pero con verbos, no solo “movimientos”. No está mal pero un buen estofado se hace con tales y cuales ingredientes, como modos de preparación. Todo está permitido y “hay cosas maravillosas” que pueden ser grabadas en una piedra y sí, al final todo se rasga, “al menos flores al menos cantos” durante “esos momentos en los que actuamos como si nunca hubiese existido nada, en los que suspendemos toda espera por falta de instantes y en los que sería inútil buscar en lo más profundo de si mismo, una partícula de ser aún manchada de posible. (Cioran dixit)
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Esparta Martínez lleva 3 años siendo profesor de la prestigiosa Joshibi Bijutsu Daigaku (Universidad de arte y diseño en Tokio). También fue asesor central para los programas culturales del Conafe. Es actor que deviene butoh dancer, con obras como “La Bestia” e “inhumano” y “El Sutra del Corazón”, así como con piezas en colaboración con artistas como Maro Akaji, Daisuke Yoshimoto, Kumotario Mukai, Kudo Taketeru o Romeo Castelucci. Se ha presentado en Japón, Alemania, Francia, Suiza, Colombia, Brasil, Costa Rica, EUA, Corea y recientemente Grecia. También ha participado en algunos foros y festivales en nuestro país.