En un timing digno de comedia involuntaria, el expresidente estadounidense Donald Trump declaró a Associated Press que “no está contento con México”, apenas horas después de las protestas en la Ciudad de México, donde apareció un grupo de choque que nadie reconoce como propio.
La coincidencia llega tras un mes particularmente agitado: Alejandro Moreno viajando a Estados Unidos prácticamente a suplicar una intervención y Ricardo Salinas Pliego insultando a la presidenta porque—qué atrevimiento—le quieren cobrar impuestos.
Trump, desde el Salón Oval, afirmó que vio “grandes problemas” en México y reiteró su disposición a lanzar ataques contra cárteles en territorio mexicano. Dijo conocer rutas, nombres y hasta direcciones, como si fuera repartidor de mensajería bélica. “Lo haría, probablemente”, añadió con orgullo patriótico. Remató con su diagnóstico diplomático habitual: “No estoy contento con México”.
Todo muy casual, por supuesto…

