En Ciudad Juárez hay lugares donde la historia no se cuenta, se sirve en vaso escarchado y si es una Margarita, mejor. El Bar Kentucky cumplió 105 años y la ciudad entera salió a celebrarlo. Desde temprano, la avenida Juárez se convirtió en un largo corredor de música, baile y aromas fronterizos. La calle fue cerrada al tráfico y abierta al recuerdo: familias, turistas y curiosos caminaron entre luces, puestos de comida y escenarios improvisados donde la nostalgia se mezclaba con la alegría.
La Dirección General de Desarrollo Económico del Municipio, encabezada por Tania Maldonado Garduño, organizó el evento dentro del programa “Juárez en la Juárez”, una iniciativa que busca devolver a esta avenida su esplendor de antaño. Entre aplausos y cámaras, Maldonado recordó que el festejo no solo honra al bar más famoso de la frontera, sino también al espíritu de una ciudad que nunca se rinde. “Hoy celebramos más que un aniversario —dijo—, celebramos el talento, la tradición y la fuerza de nuestra comunidad juarense. Aquí el talento local crece y se consolida”.
El cónsul de México en El Paso, Mauricio Ibarra Ponce de León, habló de ese lazo invisible que une a dos ciudades separadas por el río Bravo. “El Kentucky —dijo— no es solo un bar, es un puente cultural. Todos tenemos una historia aquí; este lugar une a los paseños y a los juarenses porque, al final, somos una misma comunidad”.
Entre la multitud, algunos visitantes se acercaban a tomarse fotos frente a la fachada original, mientras el mariachi entonaba “El Rey” y los meseros servían margaritas con la destreza de quien conoce una tradición centenaria. En el escenario principal, la representante de la Secretaría de Economía Federal en Chihuahua, Belinda Díaz, entregó a la familia Peña el certificado “Hecho en México”, reconociendo al Kentucky como patrimonio vivo de la cultura nacional. “Lo hecho en México no solo está bien hecho —dijo—, está mejor hecho. Y el Kentucky lo demuestra cada día”.
El actual propietario, Sergio Peña, hijo del legendario promotor turístico Sergio Peña Costa, recibió el reconocimiento conmovido. Agradeció el cariño de la gente y recordó que la historia del bar es también la de una ciudad que ha sabido reinventarse. “Este legado es de todos los juarenses. Queremos seguir ofreciendo lo mejor de nuestra frontera al mundo”, expresó.
La celebración se extendió hasta la noche. En cada mesa, las conversaciones hablaban de orgullo y memoria; en cada brindis, se mezclaba el pasado con la esperanza. El Kentucky no solo celebró 105 años de historia: celebró a una ciudad que, entre luces de neón y música norteña, sigue viva, orgullosa y con sed de futuro.

