Lo que distingue a una sugestión de otros tipos
de influencia psíquica, como una orden
o la transmisión de una noticia o instrucción,
es que en el caso de la sugestión se estimula
en la mente de otra persona una idea
cuyo origen no se examina, sino que se acepta
como si hubiera brotado en forma
espontánea en esa mente.
Sigmund Freud
A los parralenses de cepa, los une una identidad coterránea mayor a la de muchas ciudades del mundo. El parralense siempre será orgulloso de su lugar de origen e invariablemente volverá o buscará afanosamente volver a deambular por sus calles, sus cantinas, a observar embelesadamente la arquitectura de sus edificaciones. Algo similar sucede con otras obras. Hoy en día, Juárez es una ciudad que va ganando arraigo entre sus habitantes; una frase muy común en el territorio fronterizo es aquella que versa: “quien bebe agua de Juárez, se queda en Juárez”, y esta sentencia ha hecho ya que muchas personas nos reconozcamos orgullosamente como juarenses.
En el filme “Matrix”, cuando Neo asciende una escalera observa un gato negro e inmediatamente lo vuelve a ver. Cuando expresa lo sucedido, le responden que es una falla en la Matrix: alguien había entrado al sistema y esta era una señal. Así, entonces, cuando se experimenta un deja vú (palabra francesa que significa “ya visto”), la mente tiene una especie de falla y no logramos explicarnos porque parece ser que cierto momento ya lo vivimos. Es común, pues, que los parralenses, los juarenses y muchos más que tienen raíces profundas en sus ciudades o sus pueblos de origen, cuando vuelven a la tierra prometida, les sugiera comúnmente experimentar estas sensaciones. ¿Casualidad o causalidad?
Si en su lugar de origen las personas vivieron momentos inolvidables, experimentaron sensaciones como “el primer amor”, “la primer borrachera”, estrecharon lazos indisolubles de amistad y experimentaron lo más parecido a la felicidad, resulta evidente que su inconsciente —que no tiene la capacidad de olvidar— venza las resistencias psíquicas y “fracture” la mente para que surjan aquellas memorias celosamente guardadas. Aquí yace la explicación de por qué podemos edificar un deja vú y no es producto ni del destino ni de otras experiencias sobrenaturales, sino del origen de la causa.
Cuando un parralense observa la panorámica que ofrece el mirador de la mina o está en las cumbres del cerro de las antenas, siente un viento que no ejerce la misma sensación que el viento en otra parte del orbe; observar a la lejanía los imponentes cerros, cuyos caminos sinuosos se recorren en las etapas del crecimiento innumerables ocasiones y en cuyas cumbres se observa el Parral desde otra óptica, desde ángulos distintos al que ahora aparece a otro punto, como el cerro de las Borregas y sus innumerables leyendas; observar las calles inclinadas transitadas de forma constante, testigos mudos de los juegos de canica o de trompo, del bote volado, o que sirvieron de refugio en el juego de las escondidas. La avenida Independencia, majestuosa desde ángulos imprecisos, antaño los domingos era intransitable y, aun así, los parralenses no abandonaban sus paseos; ahí se filtreaba y se almacenaban imágenes que tiempo después nos sugerirán un deja vú.
Análogo sucede con el juarense, cuando pasea de bar en bar por el centro histórico evocando la juventud, el bullicio de las calles con tantas historias, recorrer los barrios típicos que en sus paredes guardan celosamente millones de historias, donde transitó alguna vez Alberto Aguilera, donde se dice que radicó algunas semanas el Rey Lagarto, o donde se hospedaron estrellas de la talla de Marilyn Monroe, o qué decir de los cientos de establecimientos dedicados al burrito o la majestuosidad del pancracio en el icónico Neri Santos. Cada que se tienen experiencias de esta índole, no deja duda a las sensaciones descritas como deja vú.
Existen canciones que tienden a fascinarnos y, cuando las cantamos en cierta compañía, ejercen mayor influencia sobre nuestros sentidos. A veces no es necesario volver a Parral o estar en Juárez para sentirse en el lugar físico de estas ciudades tan emblemáticas del norte de nuestro país; los amigos con quienes ahí construimos nuestra historia, invariablemente volvemos cuando nos reunimos. Todo aquello alojado en espacios inconscientes tiene la magia de hacernos regresar y experimentar con una bella sensación de una palabra tan hermosa como lo es el deja vú.