VISIÓN DE LOS LATENTES
¿De qué lado del hueco
estoy mirando
que he visto
el delta negro y vertical,
en el que viajan,
fuera de la eternidad,
los vivos y los muertos?
En esa oscuridad viscosa
se aparean
la viuda y su difunto,
los niños crían
a sus
antepasados
y amanta
la víctima a su asesino.
Reunidos por una temible
misericordia
cada uno
es un eco sordomudo
del
otro,
una herida
que en el otro
cicatriza.
No hay plantas, ni
animales ni objetos allí,
sólo ellos
larvando en ese abismo
donde se corrompe
en un sueño enfermo el
universo.
Los vi abrazarse
casi
inhumanos
queriendo
creer que habían nacido
mientras la brea
entenebrada
los
hundía
como una lacra
de Dios
en el espacio
huero.
De lo neutro,
de su potencia ciega
manaba ese lodazal
donde latían
agónicos y perpetuos.
Yo los vi.
Yo estuve allí.
No recuerdo
si fue antes
o
después del tiempo.
VISIÓN EN UNA HABITACIÓN
Una esfera perfecta
en la que palpitan
lenguas
onduladas
y grises.
Una bomba
de estorninos
suspendida en el aire,
el holograma
de un embrión del
universo.
La visión ve. Es autónoma,
cerrada,
no admire ninguna
significación
exige
que la habitación pierda
el conocimiento,
que el espacio inmolado
por ese anuncio del
futuro
se repliegue a un punto:
tu
cerebro.
Cuando su inminencia se
resuelva
te habrá excluido:
estará
dentro de ti
y no te
tendrá adentro.
De: Salto mortal
SUDESTE
V
¿Quién puede decir que estuvo
en lo desencadenado
en estas tierras de mutación
donde los cadáveres brotan de sus
flores?
Como el inmortal baniano
ese árbol pariéndose
a sí mismo,
deudo y difunto simultáneo
así el muerto
come y bebe
en la fiesta de los funerales.
Aquí la unidad es el laberinto
y no hay un solo nacimiento
en tanta resurrección.
Número contra número
he visto, no más caer,
mi semen
devorado por las hormigas,
en el fondo del mar
a los corales
detenerse en el rayo
y en un río de la jungla
al agua suicidarse
vomitando fuego.
Todo extinguiéndose para salvarse
de esta plenitud, de esta alegría
que con delicadeza
ovula el exterminio,
mientras los árboles olfatean
la fiebre de la transmutación,
su largo día,
y suenan altísimos de modo
que no toque tierra la noche.
Esas fosforescencias somos nosotros
viviendo en la distancia que hay
entre el pez yendo a ser hombre
entre el hombre
yendo
a ser pájaro
todos con su verdadero cuero
ausente
como la arteria suelta
de la libélula roja
o el Phra Ruang
el pez transparente de Sukhotai
ánima en el agua
donde pestañea su esqueleto.
Nadie puede decir que estuvo
sino suspenso
en el lenguaje de la selva
igual que un ciego
en una jaula de mariposas.
Ni siquiera este muero podrá partir
aunque le ofrenden gotas de agua
para que vuelva
por las claridades
aunque suene el gamelán
para que escuche
la forma de la tierra
o le prendan fuego al toro
negro y dorado
que lo contiene.
Cada llamarada trazará un tigre
quemándolo,
una víbora que salta
como un nervio entre dos luces
por la hoja del banano
y se iguana un río
se martiriza en una garza
hasta que la jungla
la disuelva en sonido.
La selva se encierra con
huidas.
De la forma del muerto
sólo queda este humo que entra en los
pulmones
como un cielo que se descerebra.
Y un ausente
que ha florecido el fuego.
INDIA
XIX
A Joaquín Gianuzzi y Libertad Demitrópulos
La brasa de la luz
y la carne
dilatando los hombres, afeminando el
barro
hicieron Benarés.
¿Hay un sitio
donde se una lo sagrado y el cuerpo
que no sea en el asombro
de ir desapareciendo?
¿Quién sino el hombre que huye
de su propia distancia,
que se va quedando en lo que ya se ha
ido
puede,
sin ver su llaga, mirar un río?
No hay como su sensación
templo tan profundo
que deshunda el agua,
ni inmensidad
como la de seguir naciendo
para perder futuros.
como el río.
Aquí viene a morir, en una casa azul
espera
que se borren el día, sus hijos, el olfato
y el tacto.
junto a su mujer anciana
secreteándose
como sus huecos,
intersticios de su historia
pedazos de un pan
que nunca podrá ser
dividido.
Ella lo ayuda:
si ocupa todo el recuerdo
le vendrá el olvido. Le deja, eso sí, que
tenga,
su jarro, su nombre, su sombrero
(todavía está
imantado)
y lo lleva al
Ganges
para que alce el agua y la aplauda
y la deje caer en la luz
pues para cruzar el infinito
hace falta una infancia.
junto a él, otros, van perdiendo su
alguien
(también su alguien pierde
el que pide
salvarse).
Todos
lámparas
con el agua al pecho
entre la vida y la muerte
perplejos
en un fuego sin instantes
hicieron esta turbulencia, estas
lenguas sin gravedad
que unge el río
y tiemblan
de tanto adiós sin salir de la carne.
¿Qué media entre ese adolescente que
se zambulle
y el niño
que flota
sin luna, en el fondo?
No es la muerte
sino la forma
en que los abandonó el espacio.
¿Qué abisma al hijo con esas varas
encendidas
que, antes de prenderle fuego,
da vueltas alrededor de su madre,
que no sea señalar un sitio
pues no hay sustentación
ni pierde distancia lo que cae?
Y entre la muerta
sin fondo, en su mortaja
y el esposo que se afeitó los cabellos
para despedirla
qué se rompe
sino un relámpago
y cada uno vuelve a su soledad
de no ser ni solo
pues a la muerte la une la asimetría.
Ese cadáver que pasa sobre la
corriente
con un pájaro vivo
parado
sobre la profundidad de su cabeza
flor de agua
va como el río
de cuerpo presente
en su ausencia.
¿Dónde está Benarés
sino en todo lo lejos que estamos de
nosotros?,
cruzando el día
como los apagones, haciendo la noche
en la fosforescencia,
buscando camino sonde sólo hay
señales,
cada uno en su espejo
para que el otro no se vea, llamando
dios
a lo inestable
queriendo llenar la velocidad
con una piedra
hasta llegar a Benarés
y hundirse en el río
para acabar en alguna forma
y ser uno la salida
a la que nunca
llega.
Y el hombre le dice a dios:
esta es mi
carne
la única que te
queda.
Desde el río se ve el humo
sólo hay una orilla
donde el muerto comienza.
Esa nube es él. Hora se ve cómo
se sentía
y cuál era la forma que se
desorientaba
en la forma que él era.
Ahora no importa dónde arde.
Tampoco en la vida
tuvo dentro ni fuera
ni lo retuvo en un sitio.
Lleva una luz que la luz no toca.
No se detiene
porque todo lo atraviesa.
Lo dan al río. Se lleva
el agua sus cenizas.
Agua sin agua
sentirían que llueve
cuando nunca vuelva.
De: El amanecido (2005)
LA MESA DE MIS DIOSES
XXIII
En el patio, ahí, en el calor,
soy transparente.
todavía no hay nadie en los espejos
pero sí el único que jamás va a volver
cuando se interne como un león
en los yuyarales del baldío.
Tengo tres secretos:
todas las noches, despierto,
veo descender la muerte por la
escalera
y, dormido,
llegar
la lluvia de fuego del fin del
mundo.
Y el tercero:
de día en el mercado, por una
moneda,
un viboreo me cuelga dos serpientes
en el cuello.
A mis padres no les digo nada. Hay
que ser hombre.
No saben tampoco que sé volar. Y
desaparecer.
Porque todo está lleno de lo que no
existe.
Que lo diga mi abuela Lola que no ve
y recuerda a los ángeles
o mi abuela Candelaria que apaga
relámpagos
con una cruz de ceniza.
¨Dónde andará ese chico¨ se
preguntan, sin darse cuenta
que estoy en todas partes.
Un día me suicido para verme,
para acordarme de mí cuando sea
grande.
Sé cuántos gallos asesina el alba
y que las tardes son una sola tarde.
Aún no
terminé de contar las estrellas.
por eso aquí no se
muere nadie.
Yo los salvo.
Tengo una espada
y camino por el aire.
De: Durián (incluido en el libro Gong, Canto al Asia, 2012)

Leopoldo «Teuco» Castilla (Salta, Argentina). Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Salta. En 1976 se exilió por razones políticas en España donde vivió durante 21 años. Actualmente reside en Buenos Aires. Ha publicado 28 libros de poemas y numerosas antologías de su obra en Latinoamérica, Europa y otros países. Su poesía fue traducida a múltiples idiomas. Es autor también de once libros de narrativa y ensayos. Sobre su cuento La redada se filmó un largometraje homónimo dirigido por Rolando Pardo. Recibió premios y distinciones nacionales e internacionales. Fue condecorado en la Universidad de Carabobo de Venezuela por el conjunto de su producción. En su país el Primer Premio Municipal de Poesía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, bienio 1998- 1999 ; el Primer Premio de Poesía año 2000 del Fondo Nacional de las Artes ; En 2003, Libro de Oro del año instituido por Fundarte por Libro de Egipto; en 2013 el Premio Esteban Echeverría, con el voto de escritores de toda la Argentina ; en 2014 el Premio Konex, el Premio Rosa de Cobre de la Biblioteca Nacional por toda su trayectoria y el Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora que otorga el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos de Venezuela. La Academia Argentina de Letras distinguió Tiempos de Europa, como el mejor libro de poesía publicado en el trienio que va desde 2013 al 2015. Además fue galardonado por toda su obra con el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía año 2018. En 2019 fue nombrado Miembro de Honor de la Academia Nacional del Folklore de su país. En el mismo año fue galardonado con el Premio Carlos de Honor que otorga la ciudad de Carlos Paz, de Córdoba, por su obra y por su acción en defensa de la naturaleza. En el 2022, en Salamanca, España, se le confirió la Medalla Fray Luis de León de la Poesía Iberoamericana. También en este año, en Huelva, España, la Asociación Cultural Iberoamericana lo premió en reconocimiento a su trayectoria.
***
GUILLERMO SILES
MODOS DE SEGUIR UNA CONSIGNA
¿Alguien puede escribir en función de una consigna?
Sí y no. Alguien escribe. Piensa en esto y en lo otro.
*
Alguien escribe en función de una consigna
y agrega tímido un secreto profano.
*
Sigue una consigna
fracasa
escribe en la rama
de lo indecible
se hace luz
arde el rancherío
de los pájaros.
*
Escribe en el aire una consigna
pasa un avión, pasa la historia
el desierto lo ve.
*
Traza con el cuchillo
garabatos en la tierra
alguien desde atrás
y por arriba del hombro
observa su nombre
escrito por primera vez.
*
Una consigna es santo y seña
el punto cardinal
adonde ir a buscarte.
*
Dar una consigna es saciar la sed de los náufragos
o avivar el hambre en la llanura.
*
¿Escribe o no escribe lo anotado en la consigna?
El tiempo ruge en el asfalto.
*
Se entrega
a una consigna
como quien busca
oro entre las piedras.
No encuentra. Aprende
a cortar la fiebre
los colores de la luz
en el cauce del río.
EL ARTE DE PERDER EL TIEMPO
perder el tiempo
es un arte como todo
nadie sabe como vos
cultivar con precisión
el arte de perder el tiempo
tardes como el rayo,
noche y día
nada hay que no se escape
entre tus manos
o en las falanges de las horas.
Las uñas del minuto
pulverizan
filosas
amores en segundos.
Tarde escuchaste el latido
de otro corazón
que ruge a puma,
frente al río
una bomba estalla
a cada rato y vuelan
en milimétricas partículas
cronómetros, relojes
todas las formas de medir
arena
en el desierto.
De: El cauce y la costumbre (En Danza, 2020)
QUEMAZONES
Su densa sombra trabaja
a favor del invierno. El campo
es un campo después de la batalla.
Los días por venir
no prometen lluvia.
Sobre la ciudad las chimeneas
escupen su noche negra.
Hay que esperar y ver.
De: El sabor de la fruta (2008)
MAREA
Si el viento orquesta
la fanfarria y tanto ruido
marca el compás
en días de odio
Si ve alzarse
la furia de una ola
lejos de la arena
abandona la playa
como quien no quiere
mojarse los pies
en tanto fuego.
De: El cauce y la costumbre (2020)
LUNA DE BARCELONA
a Mario Soria Aguilar
No le canto
no le rezo
entre luces y cables
de la ciudad ajena
mira su ojo blanco
como un hueso.
Inédito
***
Decir y no decir
Lastimado mío
te guardo sin rencores
en los ojos del recuerdo.
Inédito
Daditos de pera con fondo de caramelo
El dulce aroma de las peras
se esparce en la cocina
las compré en la calle
tentado por el reluciente color
y la insistencia del pregón
que las precedía.
A cada sabor a cada fibra
el infatigable vendedor
las ofrece a la mañana.
Pero los verduleros y los poetas
se parecen en el modo de alterar
la realidad y los sentidos.
Unas peras de apariencia jugosa
podrían resultar duras como palo
y acabar en una cacerola alemana
para el ablande a fuego mínimo.
Mientras un dulce aroma
perfuma mi lectura en la cocina
una alarma anuncia que el agua
sin azúcar ya se ha consumido,
y los dados de pera resplandecen
sobre un ligero fondo de caramelo.
Inédito

GUILLERMO SILES (Tucumán (1967). Es doctor en Letras; Profesor Titular de Literatura argentina II e investigador en la Universidad Nacional de Tucumán. Realizó un posdoctorado en Ciencias Humanas y Sociales en la Universidad de Buenos Aires. Publicó artículos en revistas y compilaciones nacionales y extranjeras. Es autor de El microrrelato Hispanoamericano. La formación de un género en el siglo XX. Compiló volúmenes de crítica: La pequeña voz del mundo y otros ensayos de poesía (2007), con María Eugenia Bestani y Representaciones de la poesía argentina contemporánea (2011), entre otros. Junto a Soledad Martínez Zuccardi elaboró la antología Poetas de Tucumán 1960-1990 (2021). Editó y prologó Obra Poética, de Hugo Foguet (2010) y es co-editor de Poesía sin música (2017), poemas del compositor Pepe Núñez. Fue becario posdoctoral del DAAD en la Universidad de Potsdam (Alemania, 2012); dictó cursos y conferencias en universidades de Inglaterra, Francia, Alemania y España. Publicó El sabor de la fruta en 2008 (poemas) y El cauce y la costumbre (2020). Integra las antologías Poesía Joven del Noroeste argentino (2008), de Santiago Sylvester; Poetas Siglo XXI, de Fernando Sabido Sánchez; La lira marica, de Enzo Cárcano y Jorge Luis Peralta. Selecciones de sus poemas aparecieron Hablar de poesía N° 12 (2006), en Malón Malón (2020), en la revista chilena Altazor (2020) y otros sitios web. Participó en numerosos festivales, ferias y ciclos de lecturas poéticas. Desde 2014 coordina el Café Literario del Centro Cultural Virla, Universidad Nacional de Tucumán.
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SUSANA SLEDNEW
alguien dijo mi nombre
antes de que yo naciera
cuando lo oí la primera vez
sonó triste
como el nombre de una niña sin aire
mientras me volvía grande
en la sombra extendida de los pastos
mayor yo bajo las nubes
y para mí misma
extraña
ese silencio del nombre
parecía ser lo único verdadero:
un canto
lento e inaudible
nacido antes de antes
de silencio a silencio
sin pájaros
*
en mi casa
no se hablaba del amor perdido
era un secreto
una avalancha de nieve que quedó en Europa
el idioma callado
la hermana lejos
no se hablaba de los fracasos
quedaban ocultos tras lo impecable
esos míos queridos
eran expertos en mutaciones del espíritu
jardineros del vacío
altivos monjes con votos de silencio
en mi casa
no se hablaba de lo fallido
lo perfecto nos masticó
*
no sé si por miedo
dejé tanto objeto en el camino
pero guardé las escenas
flotan las cosas de transparencia en transparencia
tengo los momentos, las manos
el color de unos ojos que miraban
lo que sentí
al dejar
En: Poéticas del movimiento (En Danza, Buenos Aires, 2022).
*
Mi apellido
trae aquel viento del lodo siberiano
y me devuelve al viento.
Yo regreso a esa casa
cada vez que el viento aspira,
toda vez que el lodo cede y cruza la enormidad
para besarme en su letra,
las bocas
en las que fuera nombrado sobre el mapa.
Sopla el partir, jadea.
Algo exhala en su escultura, la letra,
como si soplara delante de un caballo
errado en latitudes.
Algo murmura y en su andar lo dice.
Secretos trae para mí:
hija del viento, dá,
heredera de un soplo,
ták.
*
Y si va a ser con soledad,
dame la obstinación.
Quiero saber cómo se encuentra
lo que no se buscaba.
En: Gramática del viento (grammátika viétra)
(El Suri Porfiado, Buenos Aires, 2024).
El poeta saca
de la humillación del no ser,
dice Zambrano.
Saca de lo que no, babúsh.
Saca de lo que no gime
é lo que no canta
para que sea.
É no deberíamos temerle a nada,
tus cabellos é los míos
ya están grises, nushiá.
En: María (inédito). Segundo premio poesía Fondo Nacional de las Artes 2024.
*
en un sueño vi tus pies llenos de risa
innumerables carcajadas
a su alrededor
que bien podrían ser pájaros
y en la vorágine
vi también
lo que no quise soñar
entre otras cosas
enero es tiempo
de acomodar archivos
en la memoria emocional
tarea épica, al fin
de mucho que vivimos
sólo nos queda
esa cuota de heroísmo
En: Porcelana rota –Obra seleccionada
Fondo Editorial Pampeano 2019, Santa Rosa, 2020

Susana Slednew nació en Coronel Suárez, Buenos Aires. Reside en Mendoza. Es poeta y docente. Obras poesía: Los bordes del azar (Ediciones en Danza, 2017); Lavar la vida (E. en Danza, 2018); Mapa oscuro (Ediciones del Dock, 2019); Porcelana rota (Fondo Editorial Pampeano, 2020) obra seleccionada 2019; Poéticas del movimiento (E. en Danza, 2022) finalista premio Inés Manzano; Gramática del viento (El Suri Porfiado, 2024) entre cinco finalistas Premio Internacional Poesía en Paralelo Cero, Ecuador; María (obra inédita), Segundo premio del Fondo Nacional de las Artes 2024. Otros poemas en: Revista Palabras de Poeta, de Córdoba y el Mundo; Revista Círculo de Poesía, México; Revista Excéntrica; Revista Gilgamesh; Blog Campo de Maniobras; entre otros. Invitada a: Festival Internacional de Poesía de Rosario; Abrazo de voces, PEN filial Argentina y Chile; Jamming poético, (entre poetas de Colombia, Venezuela, Brasil y Argentina); Festival VaPoesía; Cosquín Encuentro de Poetas con la Gente; Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro; entre otros. Jurado en poesía; colaboradora del Primer Coloquio de Poesía desde Mendoza, UnCuyo. Ofrece clínica de poesía y talleres.