Por primera vez en la historia reciente, el gobierno de España reconoció públicamente las injusticias cometidas contra los pueblos originarios de México durante la Conquista y el periodo colonial. El gesto, aunque no fue una disculpa formal, representa un viraje en la relación diplomática entre ambos países tras años de desencuentros.
El reconocimiento fue hecho por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, durante la inauguración de cuatro exposiciones de arte precolombino en Madrid, dedicadas a la mujer indígena. “La historia compartida entre México y España, como toda historia humana, tiene claroscuros. Ha habido dolor e injusticia hacia los pueblos originarios. Hubo injusticia, justo es reconocerlo y lamentarlo”, dijo el canciller español, en un discurso que marcó un punto de inflexión respecto a la postura que Madrid había sostenido desde 2019.
En aquel año, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador solicitó una disculpa formal al rey de España por los abusos cometidos durante la Conquista, pero el silencio del gobierno español tensó las relaciones bilaterales. Desde entonces, México insistió en la necesidad de un reconocimiento moral y político de esa parte de la historia.
Ahora, las palabras del ministro Albares fueron vistas como un avance por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien celebró lo que calificó como “un primer paso” hacia la reconciliación histórica. “Enhorabuena por este primer paso del canciller. El perdón engrandece a los gobiernos y a los pueblos. No es humillante; al contrario, reconocer los agravios y lamentarlos es recuperar la historia”, afirmó la mandataria.
Sheinbaum, quien no invitó al rey Felipe VI a su toma de posesión en señal de protesta por la falta de respuesta a la carta enviada en 2019, subrayó que las palabras del canciller español llegan en un momento simbólico: el “Año de la Mujer Indígena”. Durante su conferencia matutina, se transmitió parte del discurso de Albares, al que la presidenta respondió con un mensaje en el que recordó que “la Conquista no fue un encuentro entre iguales, sino un proceso brutal de violencia, imposición y despojo”.
En el prólogo que Sheinbaum escribió para el catálogo de las exposiciones inauguradas en Madrid, reiteró que las mujeres indígenas fueron doblemente violentadas: “Fueron silenciadas, desplazadas, violentadas, pero resistieron en silencio y en acción, en el telar y en la palabra, en el rito y en la comunidad”. Añadió que hoy esas voces resurgen con fuerza, y que “su creatividad no solo es herencia, también es presente y es orgullosamente futuro”.
Las exposiciones —organizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Instituto Cervantes, la Casa de México en España y el Museo Thyssen-Bornemisza— tienen como eje la figura de la mujer indígena en el arte, la espiritualidad y la vida cotidiana. Desde la cerámica y el tejido hasta los rituales y el poder político, las piezas muestran la profundidad y vigencia de las culturas originarias de México.
Con esta declaración, España abre una nueva etapa de diálogo y reflexión con México, una que, en palabras del propio Albares, busca “fortalecer los lazos sólidos y firmes entre pueblos hermanos que se saben cercanos”.
Aunque no hubo una disculpa formal, el reconocimiento del dolor y la injusticia durante la Conquista marca un cambio sustancial: el inicio de una conversación que, después de cinco siglos, empieza a hablar de la memoria desde ambos lados del Atlántico.

