El origen de la colonia La Chaveña, como el de muchas otras de esta frontera, fue la puesta en marcha del Ferrocarril Central Mexicano entre los años 1881 y 1890. En Barrios Antiguos de Ciudad Juárez (Revista Chihuahua Hoy, 2020), Ricardo León García y Samuel Josué Palacios Hernández relatan que, con la llegada de muchos foráneos para trabajar en el nuevo ferrocarril, los espacios aledaños a la estación comenzaron a ser ocupados por los mismos empleados que debían cumplir su jornada laboral cada mañana, primero por quienes trabajaron en su construcción y, posteriormente, por quienes se encargaron de su funcionamiento y mantenimiento.
Al gobierno local no le quedó otra solución que ordenar un nuevo asentamiento y comenzar a delinear las calles y titular los terrenos que conformaron la colonia La Chaveña de nuestros días. Fue en 1908 cuando oficialmente muchas de sus calles fueron nombradas por el Cabildo.
Según una nota del periódico El Fronterizo de 1970, el nombre de de la colonia proviene de una familia propietaria de la mayoría de esos terrenos, cuyo apellido era Chávez, que, al deformarse, terminó por darle nombre a la colonia con el pasar de los años: La Chaveña.
La Pila de La Chaveña es un lugar de referencia y punto de reunión para muchos juarenses, una glorieta donde convergen hasta seis avenidas, algunas tan importantes como la Insurgentes, la Miguel Ahumada o la misma Joaquín Terrazas.
Actualmente es una fuente decorativa que a veces tiene agua y, la mayor parte del tiempo, no; pero en el pasado llenó de orgullo y fue de gran importancia para los habitantes de la zona, un lugar neurálgico desde donde acarreaban el agua para sus viviendas y su día a día.
Al principio sólo era una pila de agua que se utilizaba para dar de beber a los caballos y mulas, pero en 1902 fue remodelada después de que una colonia española, fincada en esta frontera, regalara a la ciudad una pila de cantera con las cuatro cabezas de león en los costados, tal como la conocemos ahora, y que es una réplica de una fuente ubicada en León, España. Aunque esta teoría ha sido imposible de confirmar hasta el momento, es la más extendida entre los vecinos más antiguos de la colonia y los historiadores.
Otro gran impulso que tuvo La Chaveña fue la construcción de los centros de educación básica más importantes de Ciudad Juárez en los años veinte, como las primarias Francisco I. Madero y Miguel Hidalgo. También el Centro Escolar Revolución, que fue terminado en 1939 y cuya inauguración encabezó el mismo general Lázaro Cárdenas del Río, presidente de la República Mexicana.
La popularidad de la colonia creció con los años, tanto que sus vecinos aseguran que vieron crecer a grandes personalidades como Tin Tan y Juan Gabriel entre sus calles, este último trabajando en una taquería llamada “La Flor de Yucatán”, de la que ya no queda vestigio alguno ni registro fotográfico, sólo las anécdotas de sus residentes más memoriosos.
Antes de la explosión de la era del Internet y de la expansión de la ciudad a lugares tan lejanos como Las Torres y Sendero, la colonia Chaveña albergó importantes aglomeraciones de tiendas de artículos de segunda mano provenientes de Estados Unidos. El famoso “Tianguis de Los Herrajeros” (aunque todos pronunciábamos “Los Cerrajeros”) fue un sitio indispensable para que las familias juarenses amueblaran sus casas con electrónica y muy variados productos a precios económicos. Y aunque en la actualidad muchos de estos locales continúan abiertos en calles paralelas o que cruzan la Avenida Libertad, han perdido protagonismo ante segundas con una ubicación más cercana a los nuevos asentamientos familiares de Ciudad Juárez y, claro, ante las aplicaciones de venta de productos usados como Marketplace o Mercado Libre.
