GRASA EN RAMA. [Inédito]
El graznido del choroy
triza las primeras nevazones
Incendios
Incendias el rastrojo
-borrón y cuentas nuevas, dirás
pero te quedas allí en el borde
soñando con trigales
en el estruendo del fuego oyes
la destartalada carreta sobre
un puente de madera.
En el borde del rastrojo nunca estuvimos
más solos por un lado y atrevidos
por el otro
Niebla
La niebla sube
a tapar los muslos
blancos de la luna
Frente al agua condenada
Frente al agua condenada a fluir
aguardo el momento en que llegues con tu boca
a detener la sed
Frente al posible encuentro con otras
bocas que también se detuvieron
muerdo un cielo que tiembla en las pupilas
Navega, me dice. Ojalá, le digo
no tenga un día que llegar hasta a orilla
buscando un cuerpo entrelazado con las hojas
Ojalá no tenga saltar de un puente
recostado en el sueño de estas aguas
El pescador desgrana su mirada sobre el río
Pared
Pared sin sonidos
extensa hojarasca
Repta el lagarto
con el sol
en sus espalda
La hoja crepita
bajo el zapato
escribo te extraño
en la pared descascarada
Mientras sueño
Lento hilo de agua
velamen letal
no darás nombre al maíz
no agrietarás el camino
cada invierno
no barrenarás la imagen perenne
de la savia en un tronco ¡Oh
sílaba trasparente
larga concuna arrebatada por el sol
despavorida urticaria
te nombro con mi débil senectud
luego te invento
y te invoco con la palabra litre
Peces
Vienen los peces
llegan cimbrándose
en las ramas del agua.
No es que los peces vengan
arrancando de un destino incierto
es que nosotros nos hemos quedado
atrapados en el agua del oxígeno
Artesa
En la artesa amasandera se revuelca
el agua y la harina
Tres metros de nieve sólo dejan ver
la copa de los árboles. No lo digo yo
lo dicen los ojos del caballo que atraviesa
el viento blanco.
Vivir
Vivir es importante. Que llueva
al otro lado de esta ventana
que crezcan los manzanos
eso es importante
más que cualquier poema.
Rastrillo
Rastrillas las hojas caídas. Dejas
marchitarse el humo –
Las hojas ocultan el canto de las aves
y qué hago yo – dime
con el pan horneado? Ojalá
nunca llegues a dejar las hojas
de mi piel sobre la tierra.
Dulce olvido
Lo que escucho en sueños
se desvanece
al entrar el sol por la ventana.
A partir del balbuceo
de la escritura
en la corteza en un árbol
ahora trato de luchar
contra el olvido.
mirando a través de la hendidura
como aquella vez
en que las nubes corrían bajas
casi rozando la colina
Dedos untados
Te vi untar las manos en
grasa de caballo. La
noche es ciega
sin embargo tus dedos
arden como trapos encendidos
Tablas
Una tabla será siempre
árbol que deja ir el canto
de los pájaros.
No crece pero siempre está
esperando que lo corten
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Cristian Lagos. 1975. Aunque nació en Lonquimay, región de la Araucanía, Chile, es en Curacautín comuna de Curacautín, en donde desarrolla su vida cultural. El 1999 es invitado a fundar el taller de literatura Huitral Mapu ( voz mapuche que quiere decir telar de la tierra). Desde este espacio proyecta su quehacer literario al mismo tiempo que convoca a otros artistas a participar del desarrollo de la comuna y la región. Se Destaca el Encuentro de Todas las Artes y la vinculación con el proyecto regional Poetas de la Lluvia, los Encuentros de Literatura Infantil el año 2005 y otras iniciativas de carácter regional, nacional e internacional. El año 2000 obtiene el primer lugar en el concurso de poesía lárica Lautaro, a su hijo Jorge Tellier y posteriormente la Universidad Católica de Temuco lo reconoce con el premio Novena Utopía. Desde el año 2010 reside en San Fernando, región de O’Higgins.
Obras Publicadas:
En el país de los espejos quebrados (Temuco, 2000) En el Puerto de Agua Fría (Ediciones Pincheira). Loncoche (2005) Huesos Trashumados (Editorial Primeros pasos) Rancagua (2006) Otra Orilla Otro Invierno (Editorial Ajìaco. Santiago. 2012) Michay (Editorial La Otra Costilla. Dan Bernardo, 2020) Cardal. (Editorial La Otra Costilla, San Bernardo 2022).

