Si hay una canción que define el legado de Led Zeppelin y encapsula el espíritu del rock en su máxima expresión, esa es Stairway to Heaven. Publicada en 1971 como parte del legendario Led Zeppelin IV, esta obra maestra del hard rock ha trascendido generaciones, convirtiéndose en un himno inmortal. Su influencia es tal que ha sido reconocida como la canción más solicitada en emisoras de radio de Estados Unidos y ha sido votada por públicos y críticos como la mejor de la historia en múltiples ocasiones.
Musicalmente, Stairway to Heaven es un viaje progresivo que inicia con una introducción etérea en guitarra acústica, avanza con un crescendo de rock clásico y culmina en uno de los solos de guitarra más icónicos de todos los tiempos, cortesía de Jimmy Page. Su estructura, que desafía las reglas convencionales de la radio al extenderse por más de ocho minutos, es una muestra del genio compositivo de la banda.
Sin embargo, lo que más ha alimentado la leyenda de Stairway to Heaven es su enigmática letra, escrita por Robert Plant en un proceso que el propio vocalista describe como casi sobrenatural. “Yo estaba sentado con Page frente al fuego en Headley Grange. Page tocó algunas notas y, de repente, mi mano comenzó a escribir las palabras sola. Sólo me senté y observé”, relató Plant, añadiendo una dosis de misticismo a la canción. La referencia a una mujer que está en su lecho de muerte, la mención de la “Reina de Mayo” y la búsqueda de una verdad trascendental han dado pie a incontables interpretaciones.
A lo largo de los años, Stairway to Heaven ha estado rodeada de mitos y controversias, desde supuestos mensajes satánicos al reproducirse al revés hasta la demanda por plagio que enfrentó en 2016 debido a su similitud con Taurus, una instrumental de la banda Spirit. A pesar de todo, la canción sigue siendo intocable en la cultura del rock, con interpretaciones legendarias en el Live Aid de 1985 y en el 40º aniversario de Atlantic Records en 1988.
Si corre el disco al revés este hit la letra dice: “Oh, por mi dulce Satanás. Aquel cuyo pequeño sendero me entristezca, cuyo poder es Satanás. Repartirá a los que estén con él 666. Había un pequeño cobertizo donde nos hacia sufrir, triste Satanás”.
Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones y el fallecido John Bonham lograron con Stairway to Heaven una pieza de arte inigualable, una canción que no solo define su era, sino que sigue resonando en la conciencia colectiva del rock. Su solo de guitarra ha sido reconocido por revistas como Rolling Stone y Guitar World como el mejor de la historia, y su legado continúa intacto, siendo versionado por artistas de diversos géneros, desde Frank Zappa hasta Dolly Parton.
Sin lugar a dudas, Stairway to Heaven no es solo una canción; es una experiencia, una obra maestra que sigue elevándose por encima del tiempo, desafiando cualquier intento de ser igualada. Como si su mágico espíritu realmente hubiese sido escrito por una mano guiada por algo más allá de lo terrenal.