Parece que en el mundo de los empresarios iluminados y los políticos mesiánicos hay un nuevo club exclusivo, uno donde la realidad se acomoda a sus intereses y la palabra “impuesto”, en algunos casos, es una herejía.
Ricardo Salinas Pliego, Javier Milei y Donald Trump han demostrado que, cuando se trata de evadir responsabilidades fiscales y culpar a la izquierda de sus problemas, hablan el mismo idioma. Ahora, el magnate mexicano ha salido en defensa del presidente argentino, como si fuera su hermano ideológico, en medio de un escándalo financiero digno de Wall Street.
El escándalo de la criptomoneda $LIBRA, que Milei promocionó para luego negarla como si fuera un exabrupto adolescente en redes sociales, ha generado un tsunami de indignación. La promesa de inversiones milagrosas y financiamiento para pequeñas empresas terminó como era de esperarse: en pérdidas para los incautos que creyeron en la palabra de un presidente cuya obsesión por desmantelar el Estado supera su compromiso con la estabilidad financiera. Pero no teman, porque ahí está Salinas Pliego para justificar todo como un «error de buena fe». Al parecer, estafar a los ciudadanos no es problema si el perpetrador lleva la bandera del libertarismo.
Un ataque de la “izquierda” (o de la realidad)
Para Salinas Pliego, cualquier crítica hacia Milei no es más que una embestida de los «zurdos de mierda». Sí, así, con todas sus letras. Porque en su mundo binario, donde sólo existen héroes capitalistas y villanos comunistas, no hay espacio para la responsabilidad. ¿Que Milei cometió un error garrafal al asociarse con un esquema financiero dudoso? No importa. La culpa es de la izquierda. ¿Que Trump evadió impuestos y enfrentó múltiples juicios por fraude? La culpa es de los progresistas. ¿Que Salinas Pliego le debe al SAT más de 63 mil millones de pesos? Claramente, el problema no es su deuda, sino la “persecución política” de la 4T.
Si imprimir dinero terminara con la pobreza, imprimir diplomas terminaría con la estupidez, dice la frase favorita de Milei que Trump compartió con orgullo en sus redes. Pero aquí cabría otra versión: “Si imprimir discursos sobre libertad económica pagara impuestos, Salinas Pliego ya habría saldado su deuda”, ¿o no? Sin embargo, en lugar de cumplir con el fisco, prefiere subirse a la ola del libertarismo extremo, alineándose con líderes que han convertido la victimización en su estrategia política principal.
El arte de la evasión: de Argentina a México
Hay algo casi poético en la forma en que los discursos de Milei, Trump y Salinas Pliego se entrelazan. Todos han construido una narrativa en la que ellos, los supuestos grandes defensores del libre mercado, son perseguidos por un Estado opresor que sólo quiere quitarles lo que “honestamente” han ganado. No importa si esa riqueza se construyó con esquemas de evasión fiscal o con negocios de dudosa ética, lo importante es gritar que la izquierda es el enemigo y que los gobiernos progresistas sólo buscan destruir la “libertad”.
Salinas Pliego, en particular, ha perfeccionado esta técnica en México. Desde que el SAT le recordó que los impuestos no son opcionales, ha dedicado cada oportunidad en redes sociales para atacar, primero al gobierno de López Obrador, a la 4T y ahora a la administración de Claudia Sheinbaum, y a cualquier medida que huela a redistribución de la riqueza. A su parecer, si el Estado le exige que pague lo que debe, eso es una persecución política. No importa que el esquema de consolidación fiscal del que se benefició haya terminado en 2013 y que desde entonces debiera haber liquidado su deuda. Para él, el verdadero problema es que le están “quitando” lo que con tanto esfuerzo ha acumulado (gracias a las lagunas fiscales que supo aprovechar en su momento).
Milei y Salinas Pliego: cuando el libertarismo es sólo para los demás
El respaldo de Salinas Pliego a Milei es una confirmación más de que los discursos libertarios de estos personajes sólo aplican cuando les conviene. Milei habla de reducir el Estado, pero no tiene problema en usar su influencia como presidente para promover una criptomoneda con beneficios millonarios para unos pocos. Salinas Pliego exige menos intervención gubernamental, pero cuando se trata de exprimir concesiones y beneficios para sus empresas, ahí sí el Estado es bienvenido. Trump, por su parte, presume ser el adalid del capitalismo, pero ha usado hasta la saciedad los mecanismos legales para evitar pagar impuestos y enfrentar juicios por corrupción.
El patrón es claro: promueven la “libertad económica”, pero cuando la realidad les exige rendir cuentas, gritan “persecución política”. Exigen menos Estado, pero sólo cuando se trata de regulaciones que afectan sus negocios, no cuando se trata de usar el aparato gubernamental para su propio beneficio.
La alianza ideológica entre Salinas Pliego, Milei y Trump es la prueba de que el discurso libertario moderno no es más que una fachada para justificar la evasión de responsabilidades. Detrás de su retórica de “libertad”, lo único que buscan es seguir acumulando riqueza sin responder ante nadie. Mientras tanto, culpan a la izquierda, a los gobiernos progresistas y a cualquier instancia que se atreva a pedirles cuentas.
El escándalo de la criptomoneda $LIBRA es solo el último episodio en esta historia de hipocresía política. Y mientras Salinas Pliego siga debiéndole al SAT, su furia contra la 4T y la izquierda en general seguirá escalando. No porque tenga la razón, sino porque sabe que, en un mundo donde los poderosos están acostumbrados a no pagar impuestos, el simple hecho de exigirles rendición de cuentas ya es considerado una afrenta imperdonable.