Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella
Por Wislawa Szymborska
Ciertos pescadores sacaron del fondo una botella.
Había en la botella un papel, y en el papel estas palabras: “¡Socorro!, estoy aquí. El océano me arrojó a una isla desierta. Estoy en la orilla y espero ayuda. ¡Dense prisa. Estoy aquí!”
-No tiene fecha. Seguramente es ya demasiado tarde. La botella pudo haber flotado mucho tiempo -dijo el pescador primero.
-Y el lugar no está indicado. Ni siquiera se sabe en qué océano -dijo el pescador segundo.
-Ni demasiado tarde ni demasiado lejos. La isla “Aquí” está en todos lados -dijo el pescador tercero.
El ambiente se volvió incómodo, cayó el silencio. Las verdades generales tienen ese problema.
Maria Wisława Anna Szymborska (1923-2012) fue una poeta, ensayista y traductora polaca, ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1996.
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Buscar en el lugar equivocado
Por Anthony de Mello
Un vecino encontró a Nasruddin cuando este andaba buscando algo de rodillas.
-Qué andas buscando, Mullab?
-Mi llave. La he perdido.
Y arrodillados los dos, se pusieron a buscar la llave perdida. Al cabo de un rato dijo el vecino:
-¿Dónde la perdiste?
-En casa.
-¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí?.
-Porque aquí hay más luz.
Anthony de Mello (Bombay, 1931— Nueva York, 1987) fue un sacerdote jesuita y psicoterapeuta conocido por sus libros y conferencias sobre espiritualidad y mindfulness, donde utilizaba elementos pedagógicos de religiones orientales, además de la tradición judeocristiana.
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La obra maestra
Por Álvaro Yunque
El mono cogió un tronco de árbol, lo subió hasta el más alto pico de una sierra, lo dejó allí, y, cuando bajó al llano, explicó a los demás animales:
-¿Ven aquello que está allá? ¡Es una estatua, una obra maestra! La hice yo.
Y los animales, mirando aquello que veían allá en lo alto, sin distinguir bien qué fuere, comenzaron a repetir que aquello era una obra maestra. Y todos admiraron al mono como a un gran artista. Todos menos el cóndor, porque él era el único que podía volar hasta el pico de la sierra y ver que aquello solo era un viejo tronco de árbol. Dijo a muchos animales lo que había visto, pero ninguno creyó al cóndor, porque es natural en el ser que camina no creer al que vuela.