Se conoce como “Guerra Sucia” a las medidas de represión militar que el gobierno de México adoptó para disolver los movimientos guerrilleros de oposición en varios estados del país, siendo el movimiento más relevante la Liga Comunista 23 de Septiembre. La mano armada de esta guerra fue la llamada “Brigada Blanca”, un grupo paramilitar —bajo la impunidad del Estado mexicano— que secuestró, torturó y asesinó a integrantes de dicho movimiento.
Esta terrible Guerra Sucia llegó a Ciudad Juárez, provocando un dolor infinito en las familias de los desaparecidos. El 15 de enero de 2024, la preparatoria Altavista develó una placa en memoria de Lorenzo Soto Cervantes, quien fue detenido y desaparecido en el Parque Altavista, a unas cuantas cuadras de allí, el 22 de mayo de 1978, por la Brigada Blanca. A la develación acudió su hermano, Pedro Soto Cervantes, quien exigió la presentación de Lorenzo y juicio a los responsables, además de reconocer a su madre, María del Carmen Cervantes, quien inició la lucha por la vuelta de todos los detenidos. “La lucha sigue”, dijo Pedro Soto al develar la placa en memoria de su hermano.
Lorenzo Soto Cervantes, “Lino Ernesto” para sus compañeros de lucha, se unió a la Liga Comunista 23 de Septiembre en protesta por el maltrato a los trabajadores y campesinos de la frontera. Fue uno de los precursores del movimiento en Ciudad Juárez. Fue detenido junto con Florencio Coronel Chavarría y Reyes Herrera Aguirre, mejor conocido como El Tío Carlos (hoy los tres permanecen en calidad de desaparecidos), además de Reyes Ignacio Aguirre y José Alfredo Medina Vizcaíno, el único que pudo volver y contar lo sucedido.
«Fuimos objeto de torturas desde el primer día: cachazos, golpes, agua por la nariz, toques eléctricos en todo el cuerpo, en particular en los testículos, pene y ano», declaró José Alfredo Medina Vizcaíno durante una audiencia en 1989 que los familiares de los desaparecidos tuvieron con el secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, asegurando que varios compañeros fueron torturados delante de ellos, amarrados a una tabla y sumergidos en una pila llena de aguas negras. Muchos murieron ahí mismo, desangrados o por un balazo en la cabeza.
Precisamente, el mismo testimonio de Medina Vizcaíno sería el último registro con vida de Lorenzo Soto Cervantes, cuando fueron trasladados a una prisión clandestina en Acapulco, Guerrero, donde fueron separados y nunca más volvió a saber de él.
En una carta con fecha del 26 de noviembre de 1984, el Comité Pro Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos, Sección Chihuahua, apeló a la humanidad del entonces presidente Miguel de la Madrid, suplicando por la vuelta con vida de todos los detenidos del estado de Chihuahua por la Brigada Blanca. La lista fue la siguiente:
- Lorenzo Soto Cervantes, detenido en la colonia Altavista de Cd. Juárez el 22 de mayo de 1978.
- Florencio Coronel Chavarría, secuestrado el 24 de mayo de 1978 de su casa con lujo de violencia por la Policía Federal de Seguridad.
- Jorge Valera, detenido el 8 de noviembre de 1978 a la salida de la fábrica Allen Bradley en Cd. Juárez.
- Olga Navarro, esposa de Jorge Valera, detenida el 8 de noviembre de 1979 en su propio hogar ubicado en las calles de Argentina y Tlaxcala, en Cd. Juárez.
- Plutarco Rodríguez Domínguez, exestudiante del Tecnológico de Cd. Juárez, secuestrado en 1979.
- Gabriel Rodríguez Domínguez, exestudiante del Tecnológico de Cd. Juárez, secuestrado en 1979.
Claro, la carta no obtuvo respuesta.
