Tomé una botella de Casa Madero (un 3V Edición Limitada), dos copas de cristal y un sacacorchos.
Salí al patio y en la azotea de la vecina no se veía movimiento. En el fraccionamiento, a esas horas, la noche no era totalmente silenciosa; se oían por momentos los maullidos y ronroneos de gatos, al igual que los ladridos y aullidos de los perros del “vecindario”, que se perturbaron al oler y oír nuestra interrupción en su noche.
¿Quién se pone a platicar con su vecina a altas horas de la noche?
Transcurrieron unos instantes… Yo esperaba sentado en uno de los taburetes.
Nuestro juego de jardín lo adquirimos no hace mucho, en la tienda en línea de IKEA (nos lo enviaron a un domicilio de un familiar en El Paso). Se compone de un sillón con respaldo (para dos personas), dos taburetes individuales y una mesa de centro con sombrilla… Ahí esperaba a la vecina, inquieto, tratando de descifrar qué tanto se “decían” los perros y gatos con su alboroto.
Cuando regaba mis árboles, la plática entre mi vecina y yo fue sosa. Hablamos de cosas insignificantes y aún tenía miedo de que ella me fuera a contagiar… Ella se burlaba de mi fobia al Covid.

En eso la “gata” subió de nuevo a la azotea y se volvió a sentar, con las piernas “colgando” en medio del limonero y el naranjo.
-Me tardé tantito porque estuve cortando cuadritos de queso roquefort azul y buscando estos vasos deschábales, porque usted es capaz de tirar la copa donde va a servirme el vino… Ya que le zacateya (como dice el Piporro) a que le vaya a trasmitir el virus.
-No… Le voy a regalar la copa, para que la use usted nada más. Así que no es necesario que me la devuelva.
Abro la botella, lleno su copa hasta la mitad y me acerco a la barda y a sus piernas; estiro lo más que puedo mi brazo izquierdo y ella inclina su cuerpo y toma la copa con su mano derecha… Sin tocarnos.
Capto su perfume que se mezcla con el aroma de las hojas del limonero.
-Su mano tiembla, vecino.
-Que esperaba; hace mucho que no tengo tan cerca a otro ser humano.
-¿Tanto así?
-Si… ¿No le digo que me tienen completamente aislado?
-Ni tanto. Mírenos aquí, brindando en la madrugada.
En eso me avienta una bolsita de plástico (ziploc) con cubitos de queso azul.
-Vecino… A probado este queso con vino tinto.
-Jamás con esta clase de queso.
-Es un queso fuerte, pero con un buen vino tinto su intensidad se suaviza y es muy placentera.
-¿Entonces usted es la que sabe mucho de quesos y de vinos?
-No… Lo que se es de placeres.