Carlos Casas, músico fronterizo, recuerda que sus primeros contactos con la música ocurrieron en la secundaria, cuando observaba a los integrantes de la rondalla tocar. Confiesa que no fue precisamente por la música que se acercaba, sino porque las alumnas buscaban a quienes interpretaban canciones.
“Le pedí a mi mamá una guitarra y me la compró. La tuve colgada mucho tiempo y después empecé a escuchar a algunos guitarristas. Un amigo me empezó a enseñar cómo tocarla y después comencé a adentrarme y a componer canciones”, relata.
Casas estudió la Licenciatura en Música en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, enfocado en la música clásica. Entre los guitarristas que más le atraen está el escocés David Russel, quien en 1997 fue nombrado miembro de la Royal Academy of Music en Londres. También admira al australiano John Christopher, quien formó parte del grupo Sky entre 1978 y 1984.
“Tengo un gusto especial por la virtuosidad de Agustín Pío Barrios que fue un guitarrista paraguayo espléndido que vivió entre 1885 y 1944, y otros más, pero básicamente son ellos mis preferidos, puedo pasar oyéndolos horas sin aburrirme”, comenta el músico juarense.
Para él la música es una extensión de su persona y asegura que de cierta manera está dentro de cada individuo, aunque admite que en su caso no podría vivir sin ella. Está convencido de que el arte verdadero puede transformar a la sociedad, aunque advierte que ciertos géneros pueden llevarla a su descomposición, sobre todo aquellos que exaltan la delincuencia y las malas conductas.

“Cuando la música es llevada con respeto, modifica personalidades. Primero porque ayuda a expresarse a quien la toca, además el arte aglutina y congrega a la sociedad. En una ciudad como la nuestra la cultura y el arte son esenciales”, afirma.
El arte, afirma, puede transformar a una sociedad como la de Ciudad Juárez al abrir espacios de encuentro, fortalecer identidades y ofrecer alternativas a la violencia. La música, el teatro y la literatura permiten expresar lo que muchas veces se reprime, generan cohesión comunitaria y dignifican la vida: “Donde hay cultura, hay esperanza y posibilidad de cambio”.
La música le ha dado experiencias, una de las más entrañables ocurrió cuando salió por primera vez de México para tocar en Argentina y Chile. “Fue una gran experiencia y otra que me tocó mucho, fue cuando desaproveché ir a tocar a Portugal”, recuerda.
En esos viajes tuvo la honra de tocar con Libertad América, un grupo juarense fundado en 1979 y coordinado por Alfredo Arroyo, ya fallecido. “Acababa de salir de la Universidad y de repente me marcó por teléfono un amigo, Édgar Camargo, para ver si quería ir a Argentina y a Chile a tocar y pues inmediatamente le dije que sí. Vinieron los ensayos y en Argentina tuve una experiencia inolvidable”, narra.

No todo fue sencillo. Relata que en su primer concierto en el extranjero las cosas no salieron bien. En el hotel reflexionó toda la noche y se comprometió consigo mismo a que no volvería a suceder.
“Luego nos fue muy bien. En Chile, la gente muy cálida y en Argentina, pues con su forma de ser. Salir del país para tocar no es un juego, es un compromiso muy serio”, afirma.
Con los años ha visto cómo la música clásica se transforma. Considera que, en comparación con otros géneros, las diferencias están solo en la cuadratura o en lo escrito, pues existen ya muchas libertades de interpretación.
“En estos tiempos hay muchas conexiones ya entre los diferentes estilos musicales, muchas de esas diferencias son prácticamente marcadas por las épocas en que se compusieron. La música clásica ha ido abriéndose poco a poco hasta incluso fusionar estilos. Por ejemplo en el flamenco hay mucha libertad de creación”, reflexiona.
Desde la secundaria soñaba con ser cantautor y en ese camino ha permanecido. “Tenía como 12 años cuando escribí mi primera letra y luego me gustó la guitarra. Aunque dejé de escribir mucho tiempo, he regresado a las composiciones”.
Actualmente es profesor de música y trabaja junto con su esposa en un proyecto personal como cantautor. “A mí me gustaban mucho los trovadores como Joaquín Sabina y este 20 de septiembre precisamente voy a tener un tributo a Sabina en el Foro Café a las 9:00 de la noche”, adelanta.