Con tan solo 18 años, Camila Méndez Hernández se ha convertido en una joven promesa dentro del resurgimiento del jazz en Ciudad Juárez, un fenómeno cultural que ha tomado fuerza en la última década.
Todo comenzó en su infancia, cuando tomó sus primeras clases de música y aprendió a tocar el clarinete. Aunque no dio seguimiento inmediato a su formación, quedó profundamente marcada por ese instrumento.
“Desde los 11 años me empecé a tomar todo más en serio. Para mí todo es música. Cuando hablo con alguien, siempre termina saliendo el tema, es algo inseparable para mí”, dice Camila mientras sonríe durante una charla en el quiosco del Paseo de Juan Gabriel, justo a un costado de la casa del Divo, en la calle 16 de Septiembre.
Camila se describe con gustos de “chavorruca”, influenciada por su madre, quien solía escuchar grunge noventero y rock en español de los años ochenta. “Me gusta mucho el rock alternativo y en español, bandas como Pearl Jam, Soda Stereo, Pink Floyd, AC/DC, Red Hot Chili Peppers”, enumera con entusiasmo.

Recientemente audicionó para la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. “Afortunadamente fui seleccionada y ahora estudio en el Centro Universitario de las Artes de la UACJ. También tomo clases con el maestro Fortunato Pérez, con quien he aprendido muchísimo”, comenta emocionada y acepta que es una de sus fans.
Desde que descubrió el jazz, Camila no ha querido separarse de ese universo sonoro. Está enfocada en aprender cada vez más sobre ese género. Uno de los aspectos que más le atraen es la comunicación especial entre los músicos.

“Me ha encantado cómo se comunican en el jazz a través de miradas y del oído. Uno tiene que tener todos los sentidos encendidos, y eso te obliga a estar completamente presente. Además, me gusta mucho el ambiente creativo del jazz y las técnicas que desarrollan los músicos, aunque no sean de formación clásica”, dice.
Entre sus referentes más admirados se encuentra Benny Goodman (1909–1986), clarinetista y director de orquesta conocido como El rey del swing, que fue una figura clave en el desarrollo del jazz estadounidense y dejó huella con interpretaciones como Sing, Sing, Sing (with a swing).
Otro de sus músicos prediletos es Woody Herman, el jazzista que hacía maravillas como clarinetista. También es atraída por Sant Gertz, el saxofonista tenor de jazz, considerado uno de los más importantes tenores en la historia del jazz.
Para Camila, el jazz no es solo una pasión musical, también representa una herramienta para transformar la ciudad.
“A mí me parece que el arte y la cultura fomentan la convivencia, revitalizan espacios públicos, y lo más importante es que ofrecen alternativas culturales a los jóvenes, además de crear identidad colectiva. La música transmite muchos sentimientos, y de alguna manera, sana. Es como un agarre que nos reconforta en medio de circunstancias donde no sabemos por dónde salir. Los ciudadanos pueden volverse más sensibles a los temas importantes de la ciudad y participar más en la vida social”, reflexiona.
El rock como cimiento
Camila ha crecido escuchando rock desde niña, por influencia de su madre, y eso la ha llevado a memorizar canciones completas que hoy reinterpreta con el clarinete.

“Me gusta mucho hacer arreglos musicales. Trabajo con canciones de Radiohead o Pink Floyd, por ejemplo. Me apasiona escuchar cómo suenan a partir de cambios que parecen pequeños, pero que logran transformaciones grandes. Lo disfruto muchísimo”, afirma.
Desde su experiencia, Juárez tiene espacios valiosos para aprender música de forma seria y comprometida. Destaca la importancia del modelo de aprendizaje.
“Siento que es clave, no solo para que los niños aprendan a tocar un instrumento, sino para que realmente se interesen por la música. Por ejemplo, está la Orquesta Infantil del maestro Rafael Mendoza, que tiene un excelente sistema”, comenta.
Además, está convencida de que la música ayuda en el desarrollo personal de los niños y adolescentes.
“Desde mi experiencia, ayuda no solo en lo psicológico, sino en lo social. Te hace más sociable, aprendes a intercambiar ideas con otros. A mí me ayudó mucho con la disciplina, por ejemplo, con los horarios: si tienes clases y quieres hacer otras actividades, tienes que planear tu tiempo, y además dedicarle tiempo al instrumento”, explica.
Lo que viene
En estos días, Camila se ha preparado para un evento musical tipo palomazo que tendrá lugar en la Plaza de las Américas, el próximo 20 de julio.
“Está a cargo de Ramón Quintana. Es un evento de rock y vamos a tocar tres canciones. También estoy muy activa en redes sociales y preparándome. Ofrezco servicios en fiestas, quinceañeras o reuniones privadas, donde toco música. Me presento también en cafés y otros negocios”, cuenta.
Puede encontrarse en redes como Camila Méndez en Facebook e Instagram (donde aparece como Camila Méndez Clarinete) y en TikTok como CamilaMéndez_clarinete.
Aunque ya tiene una trayectoria importante, sueña con crear música original. Asegura que aún le falta fortalecer sus bases para lograrlo de forma profesional.

“Como estoy estudiando la carrera, estoy aprendiendo mucho. Tengo una noción de lo que me gustaría hacer en el futuro. Por ejemplo, tengo el sueño de reinterpretar la música rock que me gusta, pero con clarinete y otros instrumentos. Algo instrumental. Eso me encantaría”, concluye.