El escritor juarense José Alberto García regresa con La invención de la memoria, un libro que combina cuentos, crónicas y reflexiones donde la memoria se revela como una construcción más que un simple recuerdo. En entrevista con Poetripiados, García habla de cómo la frontera moldea su mirada literaria y de cómo lo bello y lo cotidiano pueden encontrarse incluso en los lugares más inesperados.
El autor comparte que sus personajes, nacidos del paisaje juarense, comen burritos, toman clamatos y caminan por el Borunda, mientras explora temas como el amor, la familia y la religión. Considera este su trabajo más personal, en el que mezcla ficción y experiencia vital.
La presentación de La invención de la memoria será el sábado 8 de noviembre de 2025, a las 5:00 de la tarde, en la Cafetería Universitaria del Centro Cultural de las Fronteras.
A continuación te presentamos la entrevista completa:
1.- ¿Cómo surgió la necesidad de escribir un libro que explora la memoria como una construcción más que como un simple recuerdo?
Al principio, la línea conductora del libro no era la memoria. Muchos de estos textos se escribieron cuando ejercí el estímulo David Alfaro Siqueiros (2014). Entonces, la línea conductora era la estética; el proyecto se llamó “Afrodita en la calle” y trataba de explorar cómo la estética es capaz de influir en nuestras decisiones. Seamos conscientes o no, lo que nos parece bello o feo nos afecta. Tengo la idea de que es posible encontrar belleza hasta en un basurero. Así escribí los primeros cuentos que ahora forman parte de este libro. Como se puede ver, han pasado más de 10 años; seguí escribiendo otros textos además de los que escribí cin el estímulo. Creo que un libro tiene varias líneas temáticas de las que su escritor no es necesariamente consciente desde el principio. Fue hasta después, al organizar el trabajo que tenía, que me dí cuenta de que una de ellas era la memoria, pero el libro habla también de otros temas: el amor, la familia, la religión.
2.- En el proceso de reunir relatos, crónicas y reflexiones, ¿qué papel jugó la frontera entre lo vivido y lo imaginado?
El papel de la frontera es total. Las narrativas de la frontera nos brindan una identidad. Pertenecer a una cultura no es ni siquiera una opción, pertenecemos y ya. Adoptamos una cultura, o tal vez, mejor dicho, la cultura nos estructura. Vivir aquí me ha hecho quien soy. Seguramente escribiría muy distinto si viviera en otro lugar. Es más, de vivir en otro lugar, tal vez ni siquiera hubiera escrito. Mis personajes comen burritos, toman clamatos, van al Borunda, escuchan a los Silver y disfrutan del beisbol. Dicen puchar en lugar de empujar. La frontera, esta frontera en específico, es un personaje principal del libro.
3.- ¿Cuál fue el mayor desafío al intentar darle unidad a un libro compuesto por piezas tan distintas en tono y forma?
Leer mis textos con atención, descubrir los ejes temáticos, escuchar opiniones de otros escritores para ver cuáles líneas descubrían ellos. Pero, por mucho, lo más difícil siempre es cuando tienes que decidir dejar de lado algunos de tus textos, hacer una limpia y aunque algunos de ellos te gusten sabes que no puedes incluir todo.
4.- En tu opinión, ¿la memoria es un acto de fidelidad hacia el pasado o una invención necesaria para darle sentido al presente?
No hay memoria fiel, incluso para quien crea que recuerda cosas “tal como sucedieron”. La memoria es una creación también, es arbitraria, ni siquiera podemos decidir que algo que nos está sucediendo el día de hoy lo recordaremos para siempre. Hacer un relato basado en un recuerdo es un ejercicio de ficción. Eso que recordamos, y que creemos recordar fielmente, es apenas un disparador, un pretexto para escribir.
5.- Si tuvieras que elegir una imagen o una historia dentro del libro que sintetice su espíritu, ¿cuál sería y por qué?
La portada. Esa ilustración la elaboró el artista gráfico GeMó! (Guillermo Sánchez) a petición mía. Contiene la idea central del libro: un hombre construye su casa y la habita, pero después la casa le da forma al hombre y se puede decir que incluso esa persona es incapaz de salirse de la casa que construyó. Entonces, la casa se convierte en refugio, sí, pero también en prisión. Lo mismo pasa con nuestros recuerdos y con los conceptos, al principio nos sirven para describir la realidad, para comunicar nuestras percepciones, para hacer inteligible el entorno, pero poco después nuestras memorias y nuestros conceptos nos estructuran tanto que nos resulta difícil abandonarlos, liberarnos.
6.- ¿Cuál es la diferencia entre esta obra y otros trabajos que has publicado?
Este es el trabajo más personal que he publicado. Otros trabajos son lo que se suele llamar típicamente como ficción. Aunque en este libro hay cuentos y relatos completamente ficcionales, contiene textos que hablan de mí. No es autoficción puesto que no intento disfrazar nada; platico sobre experiencias, momentos, lugares que he vivido, cómo los he vivido y la huella que han dejado en mí. No porque considere que mi vida sea más interesante que cualquier otra vida, lo que intento es una estética, un tratamiento de los textos, un estilo de prosa o más bien algunos estilos. El hecho de que el detonador de algunas historias sean anécdotas es lo de menos, lo que cuenta o debe contar es el texto en sí, y de su calidad ya se encargarán de juzgar los lectores.
7.- Cuéntanos un poco sobre tu experiencia en el colectivo Zurdo Mendieta, que lleva varios años trabajando en la ciudad y ha logrado mantenerse vigente con el paso del tiempo.
En el momento presente solo quedamos tres miembros de los que originalmente iniciamos en el grupo: Ricardo Vigueras, José Lozano y yo. Comenzamos a reunirnos después de un taller impartido por Élmer Mendoza. Nos ayudó mucho el consejo de Élmer de no tallerear entre nosotros, eso fomentó que no nacieran enemistades en el grupo. Con el tiempo, y ya consolidada la amistad, nos atrevemos a comentar nuestros trabajos. Es un grupo muy enriquecedor ya que los miembros son creadores muy productivos. Cada uno escribe a su ritmo y no hay presiones de ningún tipo, más allá de la presión que uno mismo siente de presentarse a una reunión sin un texto para compartir. También tenemos proyectos colectivos. Definitivamente aquí encontré a amigos muy apreciados y escritores a quienes respeto mucho.
8.- ¿Cómo se desarrolla tu proceso creativo antes de llegar al taller literario? ¿Hay algún ritual, impulso o momento específico en el que sientas que las ideas comienzan a tomar forma?
Creo que una vez que has escrito y descubres el placer de hacerlo ya no puedes evitar pensar como escritor. A veces soy testigo de alguna escena y estoy componiendo un texto en mi cabeza. Pienso maneras diferentes de contar las películas que veo. Me intereso en las historias de las personas. Le pongo carne a mis personajes con un poquito que tomo de una persona real y otro poquito de otra. La manera en que camina la gente, si se toman o no de la mano las parejas al caminar. Después, cuando pienso que tengo una historia que vale la pena contar, viene la parte más difícil para mí, que es encontrar el tono para contarla, la voz narrativa. Ese proceso nunca es igual, a veces lo encuentro rápido y a veces no puedo escribir una historia después de años simplemente porque no he encontrado el tono que considero correcto para contarla. No tengo rituales, ni un espacio específico para escribir, lo he hecho en muchos lugares: en el asiento de mi carro mientras espero un trabajo, en el avión, en una habitación de hotel, en mi sillón favorito de la sala…
9.- ¿Cuándo y dónde es la presentación de tu libro?
La presentación es el sábado 8 de noviembre a las 5 de la tarde en la Cafetería Universitaria del Centro Cultural de las Fronteras, ubicado en al Anillo envolvente José Reyes Estrada # 445, zona Pronaf. Comentarán el libro Elpidia García y Ricardo Vigueras. Además, leerá en voz alta Luis Carbajal.

