La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo advirtió que los promotores de la llamada Marea Rosa buscan transformarse en partido político, aunque hasta ahora no han demostrado tener ideas ni propuestas distintas a las que durante décadas caracterizaron al PAN y al PRI.
En conferencia de prensa, Sheinbaum destacó que entre sus impulsores figuran exconsejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), políticos que militaron en el ya extinto PRD y personajes ligados a la derecha tradicional. Lo contradictorio, señaló, es que muchos de ellos aún se mantienen en espacios de decisión pública mientras proclaman su supuesta independencia y se autodenominan como “movimiento ciudadano”.
“Lo interesante es que ya no se sienten representados por el PAN ni el PRI, ni siquiera por Movimiento Ciudadano, y ahora quieren crear su propio partido”, expresó.
La mandataria cuestionó con firmeza que este bloque no tenga un proyecto real para el país. “No he escuchado ninguna propuesta, salvo que sigan los plurinominales, que no desaparezca el INE y repetir que México es autoritario”, dijo.
Más allá de las palabras de Sheinbaum, voces críticas señalan que la Marea Rosa se ha quedado atrapada en la retórica de la protesta, sin ofrecer alternativas de gobierno. En opinión de diversos analistas, su discurso se reduce a la defensa de instituciones que ellos mismos administraron con opacidad, a la exaltación de un pasado marcado por fraudes electorales y al miedo a perder privilegios.
Organizaciones sociales han cuestionado también el carácter elitista del movimiento. En lugar de abrirse a la ciudadanía real, apuntan, se concentra en los mismos actores políticos de siempre: exfuncionarios, empresarios y figuras mediáticas que buscan reciclarse como líderes. “No hay caras nuevas, no hay nuevas ideas. Es el PRIAN disfrazado de rosa”, señalaron críticos en redes sociales.
Sheinbaum recordó, además, que el mito de la “transición democrática” del 2000 ya ha sido desmentido incluso por protagonistas de aquel proceso, como Francisco Labastida, quien reconoció que se trató de un acuerdo entre Ernesto Zedillo y Estados Unidos para entregar la presidencia al PAN. “Lo ponen como si hubiera sido la gran transición, pero fue la gran traición”, insistió la presidenta, vinculando ese episodio con el desafuero y el fraude de 2006.
Al cierre, la mandataria subrayó que la llamada Marea Rosa no representa un proyecto alternativo, sino el reciclaje de un bloque conservador que se niega a aceptar su desgaste político. “Son los mismos de siempre, disfrazados de ciudadanos, que insisten en hablar de democracia pero no han sido capaces de presentar una sola propuesta para mejorar el país”, concluyó.