El Centro Municipal de las Artes abrió sus puertas a una muestra que conmueve por su fuerza creativa y por la historia detrás de cada lienzo. Se trata de la exposición del joven artista Sebastián Domínguez, un niño de 11 años que, a través de la pintura, comparte su mundo interior y demuestra cómo el arte puede convertirse en un puente hacia la comunicación y la sensibilidad. Sus obras estarán disponibles hasta el 4 de septiembre con entrada libre.
La vida de Sebastián ha sido un ejemplo de superación. Diagnosticado con autismo en 2017, pasó cinco años dentro del espectro no verbal. Sin embargo, gracias al amor de su entorno, a la terapia y a su propio esfuerzo, hoy es verbal, funcional y un creador capaz de transmitir emociones profundas en cada trazo. Su proceso no solo refleja resiliencia, sino también el impacto positivo que puede tener el arte en el desarrollo de las personas.

El autismo no verbal describe a niños con trastorno del espectro autista (TEA) que utilizan el lenguaje hablado de forma limitada o nula para comunicarse, y pueden tener dificultades para transmitir sus pensamientos o necesidades. No significa que no puedan comunicarse, sino que usan otras formas como gestos, sonidos o dispositivos de comunicación asistida (CAA). Es importante distinguir que este término se refiere a la dificultad para hablar, no a la incapacidad para comprender el lenguaje ni a una discapacidad intelectual.

Durante la inauguración, autoridades culturales y público asistente reconocieron el talento, la sensibilidad y la creatividad plasmada en sus cuadros. El evento concluyó con el tradicional corte de listón y un recorrido guiado por el propio artista, que emocionó a los presentes por la cercanía y autenticidad con la que compartió su trabajo.
La historia de Sebastián también resalta la importancia del arte como herramienta terapéutica. La arteterapia, disciplina profesional que utiliza medios artísticos para promover cambios significativos en personas con distintas necesidades, ha mostrado resultados efectivos en casos de autismo. A través de ella, se busca potenciar el desarrollo personal, social y emocional de quienes participan.
Especialistas advierten que, para que la arteterapia cumpla verdaderamente su función, debe estar guiada por profesionales formados en áreas como psicología, educación especial, trabajo social, bellas artes o disciplinas sanitarias. La diferencia entre una actividad artística y una intervención terapéutica radica en la planificación de objetivos concretos y en el seguimiento especializado que se brinde a cada persona.

La exposición de Sebastián, sin embargo, va más allá de lo clínico. Su obra es testimonio de que el arte abre caminos, conecta sensibilidades y ofrece a la sociedad una mirada distinta sobre la diversidad y la inclusión. Cada pintura refleja no solo la evolución personal de un niño que encontró en el arte su voz, sino también el poder transformador de la creatividad.
Disponible hasta el 4 de septiembre, la muestra se presenta como una oportunidad no solo de apreciar talento joven, sino también de reflexionar sobre cómo el arte puede ser motor de cambio, resiliencia y esperanza.