Mientras en los hospitales estatales se acumulan quejas por falta de médicos, equipos descompuestos y carencias de insumos básicos, la dirigencia del PAN y su bancada en el Congreso local, acompañados por voces del PRI, prefieren mirar hacia otro lado y responsabilizar únicamente al Gobierno Federal por los rezagos en materia de salud.
La estrategia tiene como propósito distraer a la opinión pública de lo evidente, es decir, que los gobiernos prianistas han mantenido durante décadas un abandono sistemático de los servicios hospitalarios en la entidad.
Legisladores panistas exigieron la construcción inmediata de un nuevo hospital en la capital, criticando los recortes federales al presupuesto de salud y cuestionando la operación del nuevo hospital del IMSS en Ciudad Juárez. Sin embargo, la narrativa ignora el atraso en infraestructura hospitalaria no nació con la actual administración federal, sino que tiene medio siglo de arrastre bajo las gestiones del PRI y del PAN, que nunca cumplieron su promesa de edificar hospitales regionales dignos para los chihuahuenses.
El discurso de la oposición busca imponer la idea de que el Estado es una víctima de la Federación, pero pasa por alto que el Gobierno del Estado cuenta hoy con un presupuesto histórico de más de 100 mil millones de pesos. Con esa capacidad financiera, la administración estatal bien podría asumir la construcción de hospitales en los terrenos ya disponibles, en lugar de esperar pasivamente la transferencia de recursos federales.
Además, resulta contradictorio que el PAN presuma el programa MediChihuahua como ejemplo de voluntad política, cuando en la práctica se ha revelado como un mecanismo insuficiente para atender la crisis hospitalaria, y lo que es peor, que distintos sectores lo han señalado como un instrumento de recolección de datos con fines clientelares, más que como una verdadera política pública de salud.
Habría que recordarles a los diputados estatales del PRIAN, que Chihuahua contó el año pasado con un presupuesto de 6 mil 195 millones de pesos para los Servicios de Salud del Estado, de los cuales 61% provino del Gobierno Federal, lo que representó 3 mil 772 millones de pesos transferidos mediante el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud, Ramo General 33, una cifra que superó en más de 500 millones de pesos a los años anteriores.
A pesar de este aumento histórico, parecen olvidar la aportación federal y critican al gobierno sin reconocer los recursos que llegan al estado.
La simulación se extiende también a Pensiones Civiles, institución que enfrenta deudas millonarias derivadas de la falta de aportaciones y voluntad política de gobiernos prianistas. La narrativa opositora omite estos pendientes y prefiere insistir en que el problema radica únicamente en los recortes federales.
La verdad es que mientras el IMSS concluyó recientemente un hospital regional en Ciudad Juárez con una inversión de 3 mil 740 millones de pesos, el Gobierno del Estado y la oposición mantienen en el abandono los compromisos locales. Esa omisión histórica es la que explica, en buena medida, por qué la salud en Chihuahua no logra alcanzar estándares mínimos de calidad.
El debate político en torno a la salud debería centrarse en soluciones conjuntas y en el reconocimiento de responsabilidades compartidas. Pero el prianismo local, como siempre, insiste en culpar al centro, sin asumir que fue bajo sus gestiones donde se acumuló la deuda histórica con la población.