Ozzy Osbourne, figura central del heavy metal y exvocalista de Black Sabbath, falleció este lunes a los 76 años, según confirmó su familia a través de un comunicado oficial.
Apodado el “Príncipe de las Tinieblas”, Osbourne consolidó su lugar en la historia musical con una carrera que abarcó más de cinco décadas, marcando generaciones con su estilo irreverente, su voz inconfundible y su influencia en el metal.
La familia informó que el artista murió rodeado de sus seres queridos. Su legado queda plasmado en álbumes emblemáticos y en su papel como pionero de un género que transformó la música contemporánea para siempre.
Apenas hace unas semanas hizo un megaconcierto como despedida con bandas icónicas del rock.
De acuerdo con The Independent, aunque en vida fue conocido por su estilo salvaje, irreverente y explosivo, sus últimos años estuvieron marcados por el deterioro de su salud. Desde el accidente en quad en 2003 que dañó gravemente su cuello, pasando por una caída en 2019, hasta el diagnóstico de Parkinson y un episodio de Covid, Ozzy enfrentó sus batallas físicas con la misma intensidad que caracterizó su carrera artística.
Nacido en Birmingham, Inglaterra, en el seno de una familia obrera, Ozzy creció en condiciones humildes y difíciles. Fue víctima de acoso escolar y abandonó los estudios a los 15 años. Su camino hacia la música fue tan caótico como su vida: pasó por trabajos como afinador de trompetas, trabajó en un matadero y tuvo un breve paso por prisión por robo. En 1967, arrancó su carrera musical en Rare Breed, pero fue con Black Sabbath donde su voz desgarradora y su presencia escénica crearon historia.
Con Sabbath, redefinió el sonido del rock pesado. Desde su debut homónimo en 1970, pasando por el colosal Paranoid y el inmortal Master of Reality, Ozzy imprimió su huella en la cultura musical. Himnos como Iron Man o War Pigs siguen resonando como pilares del género. Fue en esta etapa cuando conoció a Sharon Arden, quien más tarde sería su esposa, mánager y pilar en su vida personal.
Pero el camino no fue fácil. Su vida estuvo plagada de excesos, adicciones y episodios oscuros, incluido un intento de estrangulamiento contra Sharon durante un brote psicótico provocado por las drogas. La pareja, sin embargo, sobrevivió a todo: rehabilitación, escándalos de infidelidad, e incluso la exposición mediática del reality The Osbournes, donde gran parte del mundo conoció el lado más humano —y desquiciado— del ícono.
A pesar de los estragos de su salud, Ozzy se mantuvo activo hasta el final. Su disco Patient Number 9 (2022) lo reunió con leyendas como Clapton, Iommi y Jeff Beck, y le valió un Grammy al Mejor Álbum de Rock en 2023. Ese mismo año, regresó al escenario junto a Iommi en los Juegos de la Commonwealth, desafiando su fragilidad física para cerrar con gloria su legado escénico.
Ozzy Osbourne fue más que un cantante: fue una fuerza de la naturaleza. Para algunos, un provocador; para otros, un profeta del metal. Su figura generó temor entre grupos conservadores y éxtasis entre millones de fans. Desde morder la cabeza de un murciélago en pleno show, hasta dar voz al sufrimiento y a la oscuridad con una sensibilidad única, su legado es eterno.
Hoy el mundo del rock pierde a uno de sus más grandes. Pero como él mismo dijo alguna vez: “Si me caigo en el escenario, pensarán que es parte del show”. Y así será. Porque Ozzy nunca cayó: solo se fundió con el mito.